Uno se enamora del mismo tipo de persona para siempre y lo único que sucede es que ésta cambia de rostro. Es el descubrimiento de Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey: desde los seis hasta los 18 años, el cerebro traza un mapa que predetermina la vida amorosa hasta la muerte.
Fisher, quien ha investigado durante una década la evolución del amor desde tiempos prehistóricos afirma que “cuando encontramos a la persona que encaja en ese perfil se desencadenan en el cerebro reacciones químicas que despiertan fascinación hacia esa persona”.
De acuerdo con Fisher, a los hombres el amor les entra por los ojos: se fijan en la belleza y la juventud porque durante millones de años medían a sus parejas en términos de juventud, salud y fertilidad: necesitaba a una compañera para que les diera hijos sanos.
Las mujeres, agrega, son más sensibles a la palabra, a los detalles y a la riqueza, “ellas necesitaban calibrar la habilidad de su pareja para proteger a sus vástagos. Y lo hacían escuchando lo que el hombre les decía: no se puede saber si un hombre es amable, generoso y sincero con sólo mirarlo, hay que conversar”.
La locura temporal la producen altos niveles de dopamina y norepinefrina, y un nivel bajo de serotonina. La dopamina es un químico cerebral que produce sentimientos de satisfacción y placer. Además, está asociada con una gran capacidad de euforia y dependencia, que son síntomas de adicción.
La antropóloga estadunidense, quien está al frente del departamento de investigación en la Universidad Rutgers, refiere que el alto nivel de norepinefrina, produce pérdida del apetito y el bajo nivel de serotonina tiene que ver con la obsesión de estar con la persona amada.
Relato neurológico del cerebro enamorado.
por Glenys Álvarez en Sindioses.org
La quimica del amor.
por Francisco Muñoz en el rincón de la ciencia.
ENTREVISTA CON HELEN FISHER.
Por Elena Pita en El Mundo.es
La pasión no es para siempre.
Por Sonia Peña en El Universal.
OXITOCINA. DOPAMINA.
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La locura temporal la producen altos niveles de dopamina y norepinefrina, y un nivel bajo de serotonina. La dopamina es un químico cerebral que produce sentimientos de satisfacción y placer. Además, está asociada con una gran capacidad de euforia y dependencia, que son síntomas de adicción.
La antropóloga estadunidense, quien está al frente del departamento de investigación en la Universidad Rutgers, refiere que el alto nivel de norepinefrina, produce pérdida del apetito y el bajo nivel de serotonina tiene que ver con la obsesión de estar con la persona amada.
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