Cómo mantener el mundo fresco sin electricidad.
Recibir un poco de aire fresco cuando la temperatura sube y los niveles de humedad se disparan es un lujo para millones de trabajadores en fábricas y oficinas del mundo industrializado. En cambio, para las naciones en desarrollo puede ser una cuestión de vida o muerte.
La posibilidad de conservar vacunas y otros fármacos a bajas temperaturas es un factor clave en las estrategias de salud pública; sin embargo, numerosas comunidades carecen de recursos para comprar refrigeradores y aun de electricidad para hacerlos funcionar.
Una pequeña empresa vanguardista de Austria parece haber hallado una solución. En 1996 el ministerio austriaco de Ciencia encomendó a Gerhard Kunze diseñar para Tanzania un sistema de refrigeración de leche que funcionara con energía solar. El refrigerador tenía que ser fácil de construir y trabajar sin electricidad. Este proyecto nunca se concretó, pero Kunze continuó con sus investigaciones. En 2001 SolarFrost Research and Development recibió financiamiento de un fondo que apoya propuestas ambientalmente sustentables.
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Página de Solarfrost.
La posibilidad de conservar vacunas y otros fármacos a bajas temperaturas es un factor clave en las estrategias de salud pública; sin embargo, numerosas comunidades carecen de recursos para comprar refrigeradores y aun de electricidad para hacerlos funcionar.
Una pequeña empresa vanguardista de Austria parece haber hallado una solución. En 1996 el ministerio austriaco de Ciencia encomendó a Gerhard Kunze diseñar para Tanzania un sistema de refrigeración de leche que funcionara con energía solar. El refrigerador tenía que ser fácil de construir y trabajar sin electricidad. Este proyecto nunca se concretó, pero Kunze continuó con sus investigaciones. En 2001 SolarFrost Research and Development recibió financiamiento de un fondo que apoya propuestas ambientalmente sustentables.
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