Aunque la mayoría de los reflectores en el ámbito de la arquitectura se han centrado en el estadio nacional olímpico de los arquitectos Herzog & De Meuron, la 'gran escena' del día de inauguración de los juegos del 2008 se las podría robar su vecino: el centro olímpico acuático mejor conocido como el Water Cube de la firma de arquitectura australiana PTW.
El edificio se sustenta con un sistema estructural único que sigue la lógica de las burbujas, creando una estructura tridimensional que semejaría a una formación de burbujas de jabón en una tina de baño. Mas allá de la búsqueda estética de los arquitectos, el sistema resulto el ideal para una ciudad como Beijing con constantes movimientos telúricos.
Dos layers del plastico de alta resistencia conocido como ETFE recubren los elementos estructurales por afuera y por dentro, y son inflados con aire para crear el efecto de almohadas con su superficie curva.
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