
El yacimiento se ubica en la Cordillera de Los Andes, sobre el límite internacional chileno-argentino, unos 150 kilómetros al suroriente de la ciudad de Vallenar, en la Comuna de Alto del Carmen, Provincia de Huasco, III Región. Las localidades más próximas son Chollay -por el Río Tránsito- y El Corral por el Río San Félix, ubicadas a 35 km y 55 km de distancia, respectivamente.
El proyecto ha sido objeto de críticas y protestas por el temor a que se produzca un impacto severo en el medio ambiente de la región. El proyecto, cuya primera evaluación de impacto ambiental (EIA) fue aprobado por las autoridades medioambientales chilenas el 2001, fue objeto de una profundización exigidia por la Comisión Regional del Medio Ambiente (COREMA) de la III Región de Atacama.
Esta última se aprobó el 15 de febrero de 2006, aunque esta decisión puede ser revisada por la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA). En junio de 2005, la minera ofreció cancelar más de 60 millones de dólares a los dueños de los derechos de aguas, al igual que a los agricultores, por potenciales daños que puede sufrir la cuenca hidrográfica producto de la explotación minera.
Para poder desarrollar un proyecto en esta zona, era necesario contar con una ley que otorgara facultades especiales a las empresas, por sobre las legislaciones nacionales. Para ello, la empresa redactó un texto legal, que fue aprobado en 1997 por Carlos Menem (presidente de Argentina) y Eduardo Frei (presidente de Chile). La importancia estratégica que posee Pascua Lama en cuanto al Tratado Minero, es que de realizarse el proyecto, se instalaría una jurisprudencia que faculta a cualquier transnacional para que se apropie de toda la franja limítrofe cordillerana entre Chile y Argentina, de manera que la soberanía, el control de los recursos hídricos (la cordillera es la madre de nuestras aguas) y los recursos minerales que en Argentina no eran explotados por la dificultad de transporte, quedan a merced de la voluntad depredadora de las transnacionales: se crearán imperios económicos intocables en espacios que nuestros pueblos por siglos cuidaron y respetaron.
Si destruyen los glaciares, destruirán la fuente de un agua especialmente pura.
Uso del cianuro y ácido sulfúrico en el proceso de extracción contaminará para siempre los dos ríos, de manera que nunca volverán a ser aptos para consumo (humano y/o animal).
Hasta el último gramo de oro será enviado fuera de Chile.
A la gente del lugar sólo le quedará el agua envenenada y las enfermedades consiguientes.
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