
Estados Unidos y China están amarrados por un dilema semejante al equilibrio del terror nuclear, pero esta vez aplicado a las finanzas internacionales: el primero es el deudor más grande del mundo, mientras el segundo es su acreedor más importante.
El déficit en la cuenta corriente estadunidense aumenta cada mes a paso vertiginoso. Eso hace que crezcan los temores sobre el valor del dólar o, para ser más precisos, sobre la duración de la calma antes de la tormenta. En efecto, un escenario en el que se produzca la fuga frente al dólar y todo mundo quiera cambiarlos por otro tipo de activos o divisas no es impensable. En ese contexto, surge la gran pregunta: ¿estaría China interesado en detonar ese proceso?
China tiene reservas por 1.3 billones de dólares. De ese monto, aproximadamente 900 mil millones se encuentran en una mezcla de títulos y bonos del Tesoro estadunidense. Cualquier movimiento en el sentido de deshacerse de esta masa de recursos denominados en dólares provocaría el desplome de la divisa verde, un alza en las tasas de interés en Estados Unidos y causaría una severa recesión en ese país. La estabilidad misma de la economía mundial estaría en juego.
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El yuan no es un juguete.
¿Encubre una guerra comercial el rigor de que hacen gala en las últimas semanas las autoridades chinas y norteamericanas o incluso hay más? En nombre de la siempre sana protección de los consumidores, unos y otros (también japoneses y europeos, pero en menor medida) se han enzarzado en un rifirrafe de consecuencias imprevisibles. La mala imagen de los productos fabricados en China parece extenderse por Estados Unidos y buena parte del mundo. Y es verdad que algunos productos made in China pueden presentar una calidad más que mediocre y los controles existentes en el país en materia de seguridad alimentaria pueden ser flojos y no del todo exigentes. Pero también lo es que parte de la responsabilidad recae en los deficientes controles de calidad de las empresas occidentales establecidas en dicho país, al parecer mucho más preocupadas por maximizar sus beneficios a toda costa.
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