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Locas por comprar.

Aproximadamente el 55 por ciento de las mujeres mexicanas que viven en grandes ciudades son compradoras compulsivas y de ellas, el 59 por ciento reconoce que se arrepiente de haber comprado productos que no necesitaba o excedían su presupuesto, según se desprende de un estudio realizado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
El informe apunta a que la depresión, la tristeza, los problemas y el aburrimiento, son los factores que contribuyen a dicha problemática. Un sondeo realizado por la Procuraduría reveló que 59 por ciento de las compradoras se arrepiente de haber adquirido artículos que no necesitaban o que excedían su presupuesto y a pesar de haber realizado un gasto innecesario, sólo 16 por ciento reconoció haber tenido problemas familiares por su forma de gastar.
El mayor número de compradoras oscila entre 30 y 40 años pero además tienen como característica ser solteras o divorciadas. Asimismo la tesis indica que los principales puntos de compras son los centros comerciales, tiendas departamentales, tianguis y autoservicios, mientras que en menor medida adquieren productos por catálogo o por televisión.
La dependencia explicó que diversos estudios indican que las mujeres sienten mayor atracción por las tiendas, así como propensión a utilizar las compras como medio para afrontar situaciones emocionales.
La Profeco indica que no hay que confundir al comprador normal con el comprador compulsivo. El primero siente placer por haber conseguido el objeto que tanto deseaba y tiene control de su dinero, mientras que el compulsivo siente placer en el momento de efectuar sus compras por el simple hecho de comprar.
Compra irracionalmente con el objeto de calmar la ansiedad que le produce pensar en la compra. Cualquier persona puede desarrollar este tipo de problemas, pero existe gente que es más propensa. El perfil típico del comprador compulsivo es una mujer en la década de los treinta que poco a poco ha podido ir desarrollando este hábito; que se impresiona con facilidad ante la novedad, con baja autoestima; fácilmente manipulable, con problemas de soledad y poco autocontrol.
También se ha podido comprobar que se da con más frecuencia en personas que se encuentran en estado eufórico, en personas depresivas, hipomaniacas o con elevados niveles de ansiedad.
Lo de menos es lo que compren, muchas veces son cosas inútiles que seguramente no vayan a utilizar nunca pero que tras esa necesidad obsesiva se convierte en algo incontrolable. Los artículos que compran con más frecuencia son complementos, zapatos, productos de belleza, joyas, aparatos electrónicos, piezas de arte, fascículos de colección, etc.
El problema aparece cuando se hacen compras de las que se arrepienten, cuando se gasta por encima de sus posibilidades o cuando cuesta contenerse y dominarse. Esto no quiere decir que disfrutar de un día de compras de vez en cuando esté mal hecho. Al contrario, en muchos casos ayuda a evadirse y olvidar problemas.
Claro que pasar de esto a convertirse en adicto a las compras dista sólo de un paso. Según un estudio de la dependencia referida, el consumidor medio acaba gastando entre un 20% y un 35% más de lo que había previsto antes de entrar a comprar en unos grandes almacenes. Por otro lado, el comprador patológico en México supone un 3% de la población.
Más de las veces se compra para llenar algún vacío, clamar frustraciones, olvidar disgustos y compensar llevar una vida sin satisfacciones. Además, hoy día ir de compras se está empezando a considerar una actividad de ocio más que una necesidad.
Muchas personas encuentran en "ir de compras" su refugio y a él acuden cuando se sienten mal. De esta forma alivian momentáneamente el malestar o vacío pero en realidad no consiguen satisfacer sus necesidades.
También es cierto que se vive en una sociedad de consumo dominada por el marketing. Las campañas publicitarias son cada vez más convincentes y persuasivas y en muchas ocasiones, es difícil vencer la tentación y no dejarse llevar por los vendedores.

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