Ir al contenido principal

Entrevista con los responsables de la imagen urbana para la Villa panamericana.

La siguiente es la entrevista a los arquitectos Miguel Echauri y Alvaro Morales responsables de la imagen urbana de la Villa Panamericana a edificarse en los alrededores del parque Morelos. Fue publicada en el periodico Público de la ciudad de Guadalajara el 5 de febrero.

Muy a menudo nuestra percepción de la ciudad expresa suciedad, calor, congestión, destrucción y aun la monotonía que hay en todo eso. Todos tenemos vínculos con una y otra parte de ella, y su imagen está preñada de recuerdos y significados; no sólo somos observadores, sino parte de su espectáculo en escenarios compartidos: los espacios públicos, el ancla permanente entre habitantes y la ciudad.
El Parque Morelos es uno de ellos y ahora quedó en las manos de Álvaro Morales y Miguel Echauri, los arquitectos a quienes encomendaron el diseño de la imagen urbana del conjunto Villa Panamericana.

¿Qué representa el proyecto de la Villa Panamericana, para ustedes?
ME. Guadalajara está creciendo y estaba como perdida; éste puede ser el detonador que amarre todo, la muestra de que sí se puede y la sinergia que haga crecer la ciudad así y otra vez volver aprovechar estar dentro de ella.

¿Qué garantiza que sea el proyecto detonador?
AM. Por ejemplo, las acciones coordinadas. No es casual que cuando la Villa se anuncia en el Parque Morelos las autoridades también diseñan la primera línea de transporte articulado (BRT) por la calzada Independencia; esto habla de una intención de articular el conjunto de viviendas con la primera solución radical de sistema de transporte en la ciudad. Es una apuesta que pretende un modelo de ciudad compacto, contrario al disperso, que cree más en el auto que en el ser humano. Y la ciudad compacta concentra más actividades en el menor territorio posible: eso es mucho más ecológico, sustentable y barato, urbanamente.

¿Cuál es la función de la imagen urbana en este proyecto?
ME. Al ser el parque el corazón de los proyectos, se convierte en la unión, y lo interesante es cómo se va a rodear el parque de nuevos edificios, su interrelación entre los edificios, lo que pasa atrás de ellos y con lo que ya existe. El parque no se va a quedar sólo ahí: la idea es como ampliarse, como bañar algo y que el agua corra. La función también es solucionar problemas que ya ocurren en la zona, como la falta de estacionamiento.
AM. No tenemos intención de tirar lo que existe. La imagen sola sirve, pero no sólo es imagen urbana. Lo que está comprobado es que, si tú mejoras un espacio, mejora la calidad de vida. Bogotá es el ejemplo: una de las ciudades más violentas del mundo y ya no está en la lista de las primeras, pues hicieron acciones radicales, porque la violencia es radical, no la puedes enfrentar con sutilezas. La violencia se erradica mejorando la vida urbana. El mayor problema de todas las áreas públicas es que si no tienen un uso, un qué hacer, valen madre; es decir: el gran reto es encontrarle una diversidad tanto en usos como en usuarios; tendremos que hacerlo incluyente a todos los estratos sociales y todas las edades, y que su periodo de uso se alargue: el problema de los parques en México es que su periodo de uso coincide con la luz solar.

¿Se diseña en el tiempo?
ME. Claro. ¿Qué pasa si en el parque que estará rodeado de edificios vivos haces actividades nocturnas? La idea es que le puedas apostar a estar en el parque a cualquier hora y lograr un corredor interesante con otros sitios, como la Plaza Tapatía.
AM. Es fácil convertirlo en algo bonito, pero lo que nos tiene clavados es la posibilidad de convertir el parque en un espacio real de uso urbano. El mejor ejemplo en Guadalajara es la Vía Recreactiva: vinculó a la gente con el espacio público. Vinculación que hemos perdido porque ha sido sustituida con los espacios privados, es decir los centros comerciales; necesitamos que el espacio público sea público de nuevo.

¿Cómo lo pueden lograr?
AM. Prolongando los usos en el tiempo y los usuarios, creando un espacio para todos. Si se logra eso, el parque ya la hizo, porque el mejor cuidador del espacio público es el ciudadano: realmente quienes merman la inseguridad son ellos. El uso del espacio público es lo que lo vuelve seguro.

¿Qué sensaciones les provoca ahora?
ME. Hay que cambiar la sensación de descuido.
AM. Una de las cosas interesantes en el área del parque es que es una zona de usos mixtos, no es algo que vayamos a imponer, como vivir arriba de comercios. Es una zona cuyo grado de degradación no es tal que sea imposible trabajar ahí.

¿Se refiere a la oportunidad de integrar variedad de usos?
AM. Sí, eso es lo que hace que el espacio público sea: esa diversidad lo hace más atractivo a más sectores sociales y de edades.
ME. El parque está fraccionado, hay rejas que no permiten el paso de los niños a jardines, zonas muy sombreadas… hay que quitarle lo lúgubre. En la medida que lo limpies, se irá integrando.

Cuando hablan de integrar el parque, ¿también consideran otras zonas alrededor que ya tienen identidad?
AM. Sí, pero también buscamos vínculos con espacios interesantes que no están puestos en valor; una acción de este tipo también te sirve para poner lugares que ahora no se ven, como edificios con valor patrimonial y que están cerca; sitios a los que les hace falta uso público, uso urbano.

La permeabilidad da el grado de accesibilidad pública a la zona. ¿Cómo lograrán hacer permeable una zona con barreras físicas, como los edificios de la Plaza Tapatía, que dan la espalda al parque, o la barrera imaginaria de la calzada Independencia?
AM. El uso tiene mucho que ver, los usuarios actuales llegan de muchos lados de la ciudad: hay gente que viene del otro lado de la calzada al parque. Los aspectos físicos no unen, sino los usos y lo atractivo que se pueda convertir este espacio. Las ganas de estar ahí.

¿Cuál sería el papel ideal de un espacio público como el Parque Morelos?
AM. Que los espacios públicos sean los articuladores de la ciudad: creo que no la articulan los privados y las calles son articuladores funcionales, no de uso. Lo que no pudo hacer la Plaza Tapatía a ver si lo hace este nuevo proyecto.

¿Consideran algún riesgo?
AM. Creo que la apuesta está por encima de esos riesgos que ahora puedo imaginar. Lo que sí, es que hay una implicación personal: finalmente vas tocando tu propia historia y de toda la gente que quieres. Estamos trabajando con un anecdotario colectivo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Fernando Malkúm: el creador del fraude de las 7 profecías mayas.

Según su currículum Fernando Malkúm nació en Barranquilla, Colombia, hijo de padres libaneses, estudió Arquitectura en la Universidad de los Andes, en Bogotá, además de ser discípulo de la Universidad del Amor de Gerardo Schmedling. Pero según se lee, su fuerte es la producción de documentales para la divulgación pseudo-científica y conferencias magistrales con este mismo y loable propósito. En una crisis existencial vinó a México, a Chichen Itzá, a cubrir el evento de una convención de chamanes y de ahi sacó la información para sus profecías, pero me estoy adelantando, mejor sigamos con la historia. Entre 1979 y 1987, produjo varios programas de televisión para el Instituto de Cultura y Turismo de Bogotá y algunas estaciones de televisión, y dirigió varios comerciales para agencias de publicidad. Entre 1988 y 1993, produjo algunos documentales de 25 y 50 minutos de duración. Pero en 1999 aparece el documental que lo lanza a la fama: Los dueños del tiempo. Las Siete Profecías Mayas . N

El día que derribemos los puentes

Transitar hacia una ciudad con movilidad sustentable implica un proceso de reflexión que re-analice casi todos los conceptos que damos por sentados. Que procuremos entender de donde provienen y como es que llegamos a creer eso. La aparición del automóvil en las ciudades no solo transformó físicamente todo el espacio público sino que además cambió lo que creemos que es justo y lo que no. El auto impuso sus normas y hoy pareciera que al crear normas para promover otros transportes tendríamos que tomar las suyas como si estas fueran universales. Y no lo son. Al usuario de una bicicleta, por ejemplo, no se le tiene porqué imponer ninguna obligación que responda a cuidarse de la peligrosidad que en la calle provocan los carros. Hay una tendencia retrógrada a creer que el ciclista debe hacer cosas como: circular con chaleco reflejante para que lo vean los autos; detenerse en semáforos en rojo diseñados para la capacidad de arranque de un automóvil; disfrazarse de robo-cop para e