Por Étienne von Bertrab.
La transición hacia el desarrollo urbano sustentable –desde sus actuales formas y patrones insustentables- requiere no sólo de cambios en la forma urbana, en sistemas de transporte y de agua, en las tecnologías para la generación y uso de energía y para el manejo de residuos. Implica también una reforma a los sistemas de valor y a los procesos subyacentes de planeación y de gobernanza urbana de forma que reflejen una agenda de sustentabilidad.
Mientras que el desarrollo urbano tendría que apostar por una ciudad compacta que use eficientemente el espacio y los recursos naturales, por usos mixtos que generen una economía vibrante y competitiva y por espacios públicos de calidad, en cuanto a la movilidad urbana el principal reto en las ciudades del mundo es reducir la dependencia en el automóvil particular (o bien el reestablecimiento del equilibrio perdido con respecto a las otras formas de movilidad). El modelo basado en el ‘sueño americano’ - que otorgaba un lugar central al automóvil- se muestra como un modelo obsoleto aún en las ciudades norteamericanas que lo impulsaron. Sin embargo, en nuestras urbes los intereses económicos en juego, cuestiones culturales y, sobre todo, nuestra limitada democracia, presentan barreras importantes para la requerida transición hacia un modelo de ciudad más sustentable.
En este amplio marco se analizará el caso de las autopistas urbanas que pretende llevar a cabo la Secretaría de Vialidad y Transporte del Estado de Jalisco (SVT) iniciando con el viaducto López Mateos, para –junto con otras ideas desarticuladas- ‘solucionar’ la crisis de movilidad en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG). El presente artículo analizará las implicaciones de este tipo de intervenciones que, en la opinión del autor, no sólo agravan los problemas subyacentes sino que nos distancían aún más del prospecto de una mejor ciudad, para todos. Este caso se contrastará con aprendizajes derivados de casos exitosos alrededor del mundo. Finalmente se revisará cómo es que la carencia de políticas públicas adecuadas y la limitada capacidad por parte de autoridades para enfrentar retos actuales y futuros pueden detonar la activación de la ciudadanía, lo que a su vez podrá colaborar con el avance democrático. De esta forma podría establecerse un círculo virtuoso, ya que la consolidación de la democracia parece ser condición sine qua non de la sustentabilidad social, económica, ambiental, y política.
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La transición hacia el desarrollo urbano sustentable –desde sus actuales formas y patrones insustentables- requiere no sólo de cambios en la forma urbana, en sistemas de transporte y de agua, en las tecnologías para la generación y uso de energía y para el manejo de residuos. Implica también una reforma a los sistemas de valor y a los procesos subyacentes de planeación y de gobernanza urbana de forma que reflejen una agenda de sustentabilidad.
Mientras que el desarrollo urbano tendría que apostar por una ciudad compacta que use eficientemente el espacio y los recursos naturales, por usos mixtos que generen una economía vibrante y competitiva y por espacios públicos de calidad, en cuanto a la movilidad urbana el principal reto en las ciudades del mundo es reducir la dependencia en el automóvil particular (o bien el reestablecimiento del equilibrio perdido con respecto a las otras formas de movilidad). El modelo basado en el ‘sueño americano’ - que otorgaba un lugar central al automóvil- se muestra como un modelo obsoleto aún en las ciudades norteamericanas que lo impulsaron. Sin embargo, en nuestras urbes los intereses económicos en juego, cuestiones culturales y, sobre todo, nuestra limitada democracia, presentan barreras importantes para la requerida transición hacia un modelo de ciudad más sustentable.
En este amplio marco se analizará el caso de las autopistas urbanas que pretende llevar a cabo la Secretaría de Vialidad y Transporte del Estado de Jalisco (SVT) iniciando con el viaducto López Mateos, para –junto con otras ideas desarticuladas- ‘solucionar’ la crisis de movilidad en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG). El presente artículo analizará las implicaciones de este tipo de intervenciones que, en la opinión del autor, no sólo agravan los problemas subyacentes sino que nos distancían aún más del prospecto de una mejor ciudad, para todos. Este caso se contrastará con aprendizajes derivados de casos exitosos alrededor del mundo. Finalmente se revisará cómo es que la carencia de políticas públicas adecuadas y la limitada capacidad por parte de autoridades para enfrentar retos actuales y futuros pueden detonar la activación de la ciudadanía, lo que a su vez podrá colaborar con el avance democrático. De esta forma podría establecerse un círculo virtuoso, ya que la consolidación de la democracia parece ser condición sine qua non de la sustentabilidad social, económica, ambiental, y política.
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