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Mathias Goeritz.


Hasta el 30 de Junio y con motivo del festival de Mayo de Guadalajara, se puede ver la obra del pintor, escultor y arquitecto Mathias Goeritz en el Instituto Cultural Cabañas.

Werner Mathias Bruner nació el 4 de abril de 1915, en la ciudad de Danzig, siendo niño se traslada a Berlín para llevar a cabo su educación básica. De 1937 a 1939 acude a la Escuela de Artes y Oficios de Berlín y, entre 1935 y 1940, revisa la filosofía y la historia del arte en distintas instituciones de la capital germana, en Basilea y en París. En 1940 recibe un doctorado en filosofía por la Friedrich Wilhelms Universitat.
Un nuevo capítulo en la existencia de Goeritz se abrirá en Guadalajara, Jalisco, en 1949. El maestro es invitado por el arquitecto Ignacio Díaz Morales a impartir su novedoso curso de “educación visual”, en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara. Desde entonces Mathias marcará de raíz ciertos valores preponderantes de lo que conocemos hoy como el arte moderno mexicano.
En Guadalajara, Goeritz comparte con paciencia sus hallazgos teóricos. Estimula a jóvenes arquitectos hacia la experimentación de materiales y formas, amplía la visión del diseño y de la proyección estética por encima de las determinaciones funcionalistas. Comparte la aventura que significa una arquitectura dinámica, dispuesta a la sensualidad y al despertar de emociones trascendentales.
La ruta creativa de Mathias Goeritz, así como su afectuosa entrega a las artes continúa en la ciudad de México, donde se muda en 1954.
Seguirán cuatro décadas que fueron testigos de trabajo ininterrumpido: del arribo de marcos teóricos fundamentales en el ejercicio diseñístico, de justas valoraciones a las manifestaciones vernáculas más allá del folklorismo, de una actualización del diálogo internacional en torno al arte y sobre la amistad sin fronteras; o la afortunada ubicación de nuevos símbolos de nuestro desarrollo urbano, a partir de la creación de las Torres de Satélite, la Ruta de la Amistad o el Espacio Escultórico, donde el arte resignifica poéticamente el paisaje del orden moderno.

LEER: Mathias Goeritz: las tímidas revoluciones

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