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Jacques Herzog: solo un idiota habría dicho que no.



Jacques Herzog, el hombre detrás del nuevo Estadio Olímpico de Beijing, dice a SPIEGEL que su proyecto es un lugar subversivo donde la gente puede reunirse en lugares no fácilmente controlables por oficiales. También defiende su decisión de construir un régimen criticado por violaciones de derechos humanos.

SPIEGEL: Señor Herzog, en las próximas semanas miles de millones de espectadores de los Juegos Olímpicos van a ver su arquitectura. Usted puede decir haber construido el más famoso escenario del mundo. Donde se sentará durante la ceremonia de apertura en Beijing?
Herzog: No tengo ni idea. Hasta hace unos meses, ni siquiera sabía si seríamos invitados a las festividades.
SPIEGEL: No lo dice en serio! Su estructura es uno de los proyectos favoritos del gobierno. El estadio ya está hasta representado en los billetes nacionales.
Herzog: Sucede que en China, uno no puede estar nunca seguro de cómo saldrán las cosas. Al paso de los años, hemos estado a menudo totalmente perplejos, porque no hemos podido evaluar la forma en que nuestro diseño ha sido recibido. Faltaba una respuesta clara. Pero todo ha ido quedando en su lugar al final.
SPIEGEL: Su estadio ha sido recibido con gran entusiasmo, y con el amplio reconocimiento de que sus clientes estaban buscando. Pero, ¿qué ocurriría si un escándalo político eclipsase los Juegos Olímpicos? ¿Sería posible que arruinara su reputación con la misma facilidad?
Herzog: Eso es demasiado especulativo. La pregunta que en realidad esta haciendo es ¿porqué aceptamos un proyecto en un país, en una dictadura, que no acepta los derechos humanos? ¿deberíamos permitirnos hacer esto o no?
SPIEGEL: Y, ¿deberían?
Herzog: Sí. Ahora estamos convencidos que construir ahí fue una decisión correcta. No podemos aceptar el desprecio de los derechos humanos cualquiera que sea su forma. Sin embargo, creemos que algunas cosas se han abierto en este país. Vemos progreso. Y debemos continuar desde ese punto. No quisiéramos exagerar nuestro papel, pero el estadio es tal vez uno de los componentes de esta vía, o al menos una pequeña piedra.
SPIEGEL: Pero también es una pieza importante en el mosaico de la forma en que los chinos se retratan a sí mismos.
Herzog: ¿Quién más sino los arquitectos deben estar familiarizados con los efectos de los edificios? Porque también hay algo interiorizado, como un efecto dirigido. El estadio es un buen ejemplo de ello. De hecho, logra el máximo de lo que la arquitectura puede lograr.
SPIEGEL: ¿Por ser tan popular entre la gente?
Herzog: normalmente no pensamos en términos de símbolos, pero el estadio se ha convertido en uno. Este edificio es literalmente adorado. Los propios chinos lo describen como uno de sus más importantes monumentos culturales, a la par de la Gran Muralla de China. Ellos se identifican con el y lo llaman el nido del pájaro. En esencia, quien lo construyó ya no es importante.
SPIEGEL: Bueno, eso no debe ser exactamente lo mas conveniente para usted.
Herzog: Sí, si puede, porque es testimonio de un alto grado de aceptación. Para nosotros, este estadio es algo más que un edificio. Es parte de una ciudad. La visión es siempre una palabra grande, pero nuestra visión era crear un espacio público, un espacio para el público, donde la vida social fuese posible, donde cosas puedan suceder, cosas que podrían deliberadamente ser subversivo o al menos no fácilmente controlable o registrable.
SPIEGEL: ¿Su arquitectura como un acto de resistencia? ¿No está exagerando?
Herzog: No, Consideramos al estadio como un tipo de caballo de Troya. Hemos cumplido el programa espacial que se nos dio, pero interpretado de tal manera que pueda ser utilizado de diferentes maneras a lo largo de su perímetro. Como resultado, hemos creado lugares de posibles encuentros que no son fácilmente controlables, lugares con todo tipo de nichos y segmentos más pequeños. En otras palabras, no son plazas de desfiles públicos.
SPIEGEL: Existen en la parte delantera del estadio.
Herzog: Pero el estadio en sí es más parecido a una montaña con todo tipo de rutas y caminos donde la gente puede encontrarse de formas inesperadas. A pesar de que hemos hecho cosas similares con los museos en Londres y Barcelona, en un país como China este tipo de espacios urbanos adquieren un significado diferente, casi político. Creemos que muchas personas en Pekín lo entenderán de esta manera y lo utilizarán para su placer, ya que el chino en general, valora el espacio público más de lo que hemos observado en otros lugares.
SPIEGEL: Usted promovió al artista chino Ai Weiwei, conocido en Alemania desde el último festival de arte Documenta, como consejero cultural. Pero él no tiene previsto asistir a la ceremonia de apertura porque, según dice, no puede apoyar la auto-congratulación nacional.
Herzog: También se ha negado a visitar el sitio de construcción, a pesar de que apenas podía contener su propia curiosidad. Ai Weiwei está profundamente entusiasmado con el proyecto. Pero entiendo, cuando él, como artista crítico del régimen, mantiene su distancia de todo aquello que puede ser visto como un respaldo a las políticas del régimen.
SPIEGEL: Estos juegos son únicos, precisamente porque se están llevando a cabo en un país con un régimen tan controvertido como China. Es obvio que el arquitecto que crea el marco estructural para el evento estará bajo los reflectores mundiales. ¿Es esto suficientemente tentador como para anular las restricciones morales?
Herzog: Sólo un idiota, y no una persona que piensa en términos morales, habría rechazado esta oportunidad, habría dicho que no. Sé que hay arquitectos que ahora afirman que nunca habrían considerado la construcción en China. Es una posición ingenua y arrogante, que refleja una falta de conocimiento y respeto de los increíbles logros culturales que este país ha proporcionado durante los últimos 5000 años y todavía hoy ofrece.
SPIEGEL: ¿No es esto un punto de vista excesivamente positivo, habida cuenta de la reciente turbulencia política? Algunos de sus colegas no son tan beneplácitos.
Herzog: En los últimos años, en particular, hemos experimentado la aparición de una nueva generación de artistas, arquitectos e intelectuales, que tienen la capacidad de cambiar la sociedad de forma duradera. Jugar un papel en la conformación de esta nueva era es mucho más interesante y probablemente aún más moral que participar en un boicot desde el escritorio. Y en este sentido, no nos referimos sólo a los arquitectos, sino también a otras figuras creativas. Steven Spielberg estuvo al principio de acuerdo en ser el asesor artístico de la ceremonia de apertura, y luego se retiro, fundamentalmente en el último minuto, debido a que el régimen ya no era de su agrado ...
SPIEGEL: ... en febrero de 2008.
Herzog: huele a propaganda barata, primero esta de acuerdo en participar en este tipo de evento, para después cancelar por una razón política que era previsible. China no se ha convertido en menos democrática y no respeta los derechos humanos menos de lo que hacía antes. China aún está muy lejos de lo que Occidente puede esperar, pero el establecimiento de una amplia y nueva clase intelectual es una señal esperanzadora de cambio.
SPIEGEL: ¿De verdad? dejando el conflicto tibetano de lado, los críticos siguen siendo hostigados tanto como lo fueron en el pasado, con el pretexto de una supuesta liberalización.
Herzog: Desde nuestra perspectiva, la sociedad se ha convertido de hecho más libre y más diversa. Pero muchos se niegan a ver esto, porque miden todo contra nuestras propias condiciones democráticas, que son únicas y poco comunes, y ni siquiera tan viejas sobre todo en Europa central. Lo interesante de la arquitectura es que existe, de una manera muy física y concreta, y se convierte en parte de la historia de una sociedad y puede contribuir a darle forma a esta sociedad. Desde este punto de vista, los retiros y los boicots son contribuciones menos creíbles.


Extracto de la entrevista. Versión completa en Spiegel.
vía: EG.com

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