La ciudad del miedo
Cotos, murallas y cámaras
Vanesa Robles, para la revista Magis.

Cotos, murallas y cámaras
Vanesa Robles, para la revista Magis.

Desde hace tres lustros, los fraccionamientos privados se han convertido en la regla del crecimiento metropolitano de Guadalajara. mientras sus moradores argumentan inseguridad pública, los especialistas afirman que los barrios defensivos son un peligro para la sustentabilidad y la gestión social de la ciudad.
“Se solicitan ciudadanos amenazados por gente indeseable. Prometemos recluirlos en casas con jardines y accesos de triple restricción: murallas, policías privados y el tránsito insufrible de las avenidas más cercanas. Garantizamos un ambiente exclusivo y una visión borrosa del caos llamado zona metropolitana de Guadalajara”.
Éste es un anuncio inmobiliario ficticio… Pero podría ser real.
Uno de los pocos sucesos “democráticos” en nuestra ciudad durante los últimos quince años es su fragmentación en barrios que presumen una o más bardas perimetrales. Los cotos, que eran privilegio de los que ostentan el poder económico, desde hace casi tres lustros encierran a todos en todos los puntos de la metrópolis. Desde los que ofrecen viviendas de entre siete y 16 millones de pesos —con club deportivo incluido—, hasta los que celan viviendas de 28 metros cuadrados con canceles descarapelados y que, según las revistas locales de bienes raíces, cuestan alrededor de 250 mil pesos.
Varios urbanistas del mundo señalan que este tipo de vivienda, llamada “defensiva”, responde más al mercado que a la inseguridad real; crea una “no ciudad” al encerrarla entre muros y previene la formación de habitantes activos en su entorno.
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“Se solicitan ciudadanos amenazados por gente indeseable. Prometemos recluirlos en casas con jardines y accesos de triple restricción: murallas, policías privados y el tránsito insufrible de las avenidas más cercanas. Garantizamos un ambiente exclusivo y una visión borrosa del caos llamado zona metropolitana de Guadalajara”.
Éste es un anuncio inmobiliario ficticio… Pero podría ser real.
Uno de los pocos sucesos “democráticos” en nuestra ciudad durante los últimos quince años es su fragmentación en barrios que presumen una o más bardas perimetrales. Los cotos, que eran privilegio de los que ostentan el poder económico, desde hace casi tres lustros encierran a todos en todos los puntos de la metrópolis. Desde los que ofrecen viviendas de entre siete y 16 millones de pesos —con club deportivo incluido—, hasta los que celan viviendas de 28 metros cuadrados con canceles descarapelados y que, según las revistas locales de bienes raíces, cuestan alrededor de 250 mil pesos.
Varios urbanistas del mundo señalan que este tipo de vivienda, llamada “defensiva”, responde más al mercado que a la inseguridad real; crea una “no ciudad” al encerrarla entre muros y previene la formación de habitantes activos en su entorno.
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Me pareció muy bueno éste artículo, y se hace referencia a Fernández Christlieb, quien a propósito tiene un texto muy bonito e interesante, se llama "la velocidad de las bicicletas y otros ensayos"...
ResponderBorrarSaludos!