
Por Luz María Malagón Quintana
Los hongos y las tradiciones navideñas
Cada año, millones de hogares alrededor del mundo celebran con júbilo una de las más grandes y difundidas tradiciones de las que se tiene registro en la historia de la humanidad: la Navidad. Desde hace ya varios siglos, el 25 de diciembre ha sido una fecha clave no sólo dentro de la religión cristiana, sino también dentro de otras religiones alrededor del mundo.
Muerte y resurrección
El hongo: una de las formas de vida más extrañas. No es una planta ni un animal. No sólo parece surgir de la nada, podría decirse que es capaz de nacer en donde hay muerte. Se les encuentra en los lugares más extraños, y extrañas y variadas son sus formas. El hongo puede alimentar, puede curar, puede matar definitivamente o sólo por un momento, para luego mostrarnos la vida otra vez. El hongo es un nexo entre la vida, la muerte, lo que hay entre ambas y lo que hay después.
Remontándonos a tiempos ancestrales, muchos años antes de que la Biblia, o siquiera la religión cristiana comenzara, muchas culturas realizaban ya ritos y celebraciones religiosas en torno al infinito ciclo de la vida y la muerte; ellos observaban que la luz del Sol parecía ser menos intensa durante el otoño, para luego regresar con fuerza justamente el 25 de diciembre. Era como si el Sol muriera por un tiempo, para luego renacer trayendo consigo la fuerza de su luz. La noche más larga del año traía consigo la luz, en forma de días más largos. Mucha gente no sobrevivía al invierno, por lo que la resurrección del Sol era celebrada como la llegada de la vida y su triunfo sobre la muerte.
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Cada año, millones de hogares alrededor del mundo celebran con júbilo una de las más grandes y difundidas tradiciones de las que se tiene registro en la historia de la humanidad: la Navidad. Desde hace ya varios siglos, el 25 de diciembre ha sido una fecha clave no sólo dentro de la religión cristiana, sino también dentro de otras religiones alrededor del mundo.
Muerte y resurrección
El hongo: una de las formas de vida más extrañas. No es una planta ni un animal. No sólo parece surgir de la nada, podría decirse que es capaz de nacer en donde hay muerte. Se les encuentra en los lugares más extraños, y extrañas y variadas son sus formas. El hongo puede alimentar, puede curar, puede matar definitivamente o sólo por un momento, para luego mostrarnos la vida otra vez. El hongo es un nexo entre la vida, la muerte, lo que hay entre ambas y lo que hay después.
Remontándonos a tiempos ancestrales, muchos años antes de que la Biblia, o siquiera la religión cristiana comenzara, muchas culturas realizaban ya ritos y celebraciones religiosas en torno al infinito ciclo de la vida y la muerte; ellos observaban que la luz del Sol parecía ser menos intensa durante el otoño, para luego regresar con fuerza justamente el 25 de diciembre. Era como si el Sol muriera por un tiempo, para luego renacer trayendo consigo la fuerza de su luz. La noche más larga del año traía consigo la luz, en forma de días más largos. Mucha gente no sobrevivía al invierno, por lo que la resurrección del Sol era celebrada como la llegada de la vida y su triunfo sobre la muerte.
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