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Quitando a los autos para crear espacio público

Por Nate Berg para Planetizen
Traducido por felipeno.




Los autos dominan las ciudades, especialmente en los Estados Unidos. Sin embargo, como muchas ciudades de otros países han descubierto, suprimir los coches puede convertir las calles traficadas en animados lugares públicos. Ahora, Estados Unidos comienza a actualizarse.

El espacio público tiene una definición vaga. Puede ser banquetas, edificios gubernamentales, y ¿porque no? calles, que representan casi un tercio de la superficie terrestre en una ciudad media. Pero en la mente de las personas, "el espacio público" es siempre un parque o un bosque o una playa -lugares relacionados con la recreación, al aire libre y que contengan "la naturaleza" de la que tendemos a divorciarnos nosotros mismos.
Establecer una conexión entre la idea de espacio público y la realidad mundana de los baches y la hora pico puede ser difícil. Pero sacando de la foto temporalmente a los coches, las ciudades convierten el espacio público de las calles en espacio público para la percepción común.

Es una idea que comenzó en América Latina hace más de 30 años. La capital colombiana de Bogotá comenzó a prohibir la conducción de automóviles en algunas partes de la ciudad los domingos, creando lugares más seguros para caminar o andar en bicicleta. El evento fue aumentando su popularidad y ha crecido hasta abarcar más de 70 millas de calles en la ciudad y atrae a más de un millón de habitantes cada semana.

Muchas otras ciudades de América Latina y Europa han seguido el ejemplo de Bogotá, pero esta tendencia apenas empieza a hacer eco en los Estados Unidos. Portland, Oregon, celebró su primer cierre de calles en junio, la ciudad de Nueva York celebró tres cierres similares, en agosto, y San Francisco por su cuenta tuvo dos en septiembre. Chicago se convirtió en la siguiente ciudad importante en probarlo, con dos eventos dominicales en octubre. La idea principal en cada una de estas ciudades es el mismo: sacar los coches de las calles y meter gente en ellas.

Estos eventos se produjeron en gran medida como reacción a la falta de parques y espacios públicos en muchas ciudades, que es común en las extensas áreas urbanas de América Latina. Mediante la creación de parques lineales en las calles de la ciudad, los habitantes que viven lejos de los parques públicos pueden hacer actividades recreativas justo enfrente de sus casas. El evento en Chicago, llamado "Sunday Parkways", está específicamente destinado a proporcionar espacio público donde se dispone de poco.

"En Chicago, se tiene el frente del lago y el parque Lincoln, pero sólo sirve a una geografía específica," dice Margo O'Hara de la Chicagoland Bicycle Federation, uno, de un puñado de grupos de la comunidad que organizaron los dos eventos de los domingos 5 y 26 de octubre. El cierre de calles que han creado se llevó a cabo a varias millas de distancia de las áreas con los principales parques de la ciudad. "Estas son las comunidades con la menor cantidad de áreas verdes y las tasas más altas de asma y obesidad."

A diferencia de otras ciudades, en Chicago no son eventos organizados por la municipalidad. Las organizaciones ciudadanas independientes cuentan con que la alcaldía tome nota y asuma la iniciativa en el futuro. "Esperamos que la ciudad reconozca la importancia de un evento como este, en particular en los barrios a los que lo estamos dirigiendo", dice Adolfo Hernández organizador de Sunday Parkways .

La conexión de comunidades con menos servicios fue también el impulso de las "Sunday Streets" de San Francisco, que fue de 4,5 millas a lo largo de la ciudad, desde uno de sus grandes espacios abiertos, el Golden Gate Park.
"En realidad ayuda a la gente, conecta a las comunidades y da oportunidades al otorgar espacio publico frente a su casa, en lugar de tener que hacer un trayecto de hora y media en tren o tomar el coche para ir al Golden Gate Park ", dice la organizadora Susan King.En cada uno de los "Sunday Streets" participaron al rededor de 15.000 personas, de acuerdo con King.
El cierre de 8 millas en Nueva York logró más de 50,000 personas en las calles, y el de Portland de 6,5 millas, congregó a más de 17.000. No es nada comparado a las masivas participaciones semanales de mas de un millón en Bogotá, 500.000 en Guadalajara y 70.000 en la Ciudad de México, sin duda a estos eventos nacientes en los Estados Unidos les queda mucho camino por recorrer. Pero los organizadores en Chicago y San Francisco dicen que los eventos de este 2008 son sólo el comienzo.
"Son programas piloto que estamos probando para ver lo que funciona, donde hay potencial de crecimiento, y hasta donde podemos llegar", dice Hernández. "Pero definitivamente estamos buscando la manera de hacer esto, parte de Chicago."

Uniéndose a la lista de las ciudades que experimentan con el cierre de calles esta Pasadena, California, que recientemente cerró un circuito alrededor de su iconico estadio Rose Bowl. La zona se llena con peatones, así como aficionados ciclistas que se juntan regularmente en grupos de unos 150 a entrenar. La forma oval única del circuito y su sutil inclinación son bien conocidos por la comunidad de la bicicleta, pero esta popularidad ha causado también algunos problemas. Con tantos ciclistas y peatones utilizando la zona con poca organización, los accidentes son comunes.
Los ciclistas que comunmente usan el circuito de 3,3 millas cada semana se entusiasmaron con el cierre, que tuvo lugar un jueves por la tarde a finales de septiembre.
"Esta es la primera vez que tenemos todo el recinto bloqueado al tráfico vehicular, que será muy, muy agradable", dice el ciclista Marcos Rico. "Esperamos que esto sea el comienzo de algo bueno para la ciudad de Pasadena."

La ciudad parece dispuesta a abordar las cuestiones de la congestión en el Rose Bowl, pero el cierre de la carretera es sólo una idea a consideración. Con una policía y un control del tráfico que cuesta alrededor de $4.000 USD por 2 horas de cierre de calles, el factor económico puede prohibir que se repita.
"No es barato hacer esto. Esa es una de las desventajas", dice Bernard Melekian, jefe de policía de Pasadena y administrador interino municipal. "Claramente no es algo que vayamos a poder sostener durante un largo período de tiempo".
Otra opción es la de eliminar un carril de tráfico de automóviles para dar cabida a la zona de los usuarios no motorizados. Pero con cada vez más gente saliendo a caminar, a andar en bicicleta y a realizar actividades recreativas en el circuito del Rose Bowl, Melekian dice que algo van a tener que hacer.
"Creo que es el futuro. Es evidente que las personas están encontrando diferentes maneras de divertirse, diferentes maneras de hacer ejercicio, y son atraídos a una zona como esta. Tenemos que encontrar cómo manejarlo."

Aunque aun no es claro si Pasadena podrá continuar por este camino, los organizadores en Chicago esperan tener alrededor de cinco eventos similares el año próximo, y King dice que ya tiene planeados para San Francisco uno o dos eventos por mes, de abril a octubre de 2009.

Estos eventos van poco a poco, pero los organizadores parecen seguros de que tendrán éxito. Puede pasar un largo rato antes de que las ciudades Estadounidenses vayan tan lejos como Bogotá y expulsen a sus autos cada semana. Pero en la medida en que más de estos eventos se realicen y más gente asista a ellos, puede venir un cambio drástico en la manera en que la gente piensa acerca de sus ciudades y los espacios públicos que los rodean.

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