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Amarilis Horta en Guadalajara



La doctora en Filosofía Amarilis Horta, directora en Chile de Bicicultura nos acompaño con una interesante charla en Guadalajara el pasado 8 de marzo en el contexto del día de la solidaridad, esta vez dedicado a la movilidad urbana y organizado por los colectivos Gdl en bici, Ciudad para Todos, Movilidad Solidaria, CUI y otros. Aqui el audio completo de su ponencia, cortesía de los organizadores:







Y para completar esta es la presentación de una entrevista realizada a Amarilis en 2006, por Paula Fiamma para nuestro.cl. Lee la entevista completa: AQUI.

Amarilis Horta nació en Chile. A los 17 años junto a su familia se radicó en Budapest, Hungría, escapando de la dictadura militar, donde estudió licenciatura y un doctorado en filosofía. Trabajó dando clases de español y cultura latinoamericana y también como traductora e intérprete. Luego vivió en Francia donde cursó los primeros años de psicosociología de la moda. Con el regreso de la democracia volvió a Chile con el deseo de contribuir al logro de un país mejor. “La gran mayoría de los que estuvimos exiliados vivimos siempre con el anhelo de volver a aportar, sobre todo quienes recibimos mucho de la solidaridad internacional”, explica.

Trabajó en varios proyectos audiovisuales destinados a fortalecer el vínculo entre educación y recreación, principalmente haciendo las adaptaciones de El principito y de Juan Salvador Gaviota. En ambos proyectos trabajó con el convencimiento de que estaba ante un mensaje motivador para la juventud: “si nos unimos, podemos cambiar cosas que parecen eternas e incambiables”, afirma Amarilis.

Posteriormente trabajó apoyando la postulación de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad ante la UNESCO. El Municipio le encargó un CD Rom donde se reseñara el aporte de los artistas al desarrollo de la ciudad. Debió endeudarse para sacar el proyecto adelante. El municipio nunca le pagó. Esto generó la pérdida de casi todos sus bienes y una fuerte depresión. Sin embargo, este tremendo mal también significó un vuelco positivo en su vida.

“Para mi fue el incorporar la bicicleta en mi vida. Llegué a Santiago a hacer clases en el Instituto de Estética de la Universidad Católica sin nada más que deudas. Entonces la bicicleta fue la única opción posible de transporte. Al principio tomaba la bici y me iba por la vereda muerta de susto. Pero fui aprendiendo a disfrutarla y hoy manejo distancias increíbles. Los cambios positivos son tan feroces, que me he transformado en una difusora de la idea de usar la bicicleta. Antes tenía problemas para respirar producto del recogimiento de mi cuerpo con la tensión. No me salía la voz y tenía que hacer clases en tres meses más. En ese período me sané andando en bicicleta. Nunca más tuve que tomar una pastilla para la depresión o para dormir. Toda la circulación de mi cuerpo comenzó a funcionar bien e incluso tuve un proceso de rejuvenecimiento”, explica la filósofa.

Además, con la bicicleta Amarilis aprendió a disfrutar Santiago. “El afán de los chilenos por hermosear sus casas, arreglar sus cortinas y tener jardines, no se ve desde la micro o desde el auto. No se ve el paisaje ni las montañas. Ahora siento y disfruto el olor de las flores, es como si estuviera suspendida en al aire”. Desde este punto de vista, el uso de la bicicleta para Amarilis Horta, no es sólo una opción económica y un medio de transporte, sino que también implica una manera de relacionarse con el medio ambiente y con los habitantes de la ciudad. Esto es lo que ella llama: bicicultura.

Recientemente la filósofa realizó, junto a un equipo de adherentes, el Festival de Bicicultura, encuentro anual con el que se convoca a toda la ciudadanía a reflexionar, debatir y apoyar esta causa durante una semana. Para su organización se requiere un trabajo previo de tiempo completo. Entrega que prueba su fe y pasión por lograr, según sus palabras un “Santiago amable y solidario”.


BICICULTURA

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