El principal enemigo a vencer es la apatía en un momento en que es fundamental multiplicar la participación de la sociedad en su conjunto, no para aspirar al poder y entrar en los concursos oficiales de popularidad si no para garantizarle futuro a nuestras sociedades.
La mayoría de los sistemas electorales en sociedades como la nuestra: abatidas por rezago educativo y escaso nivel de debate público, producen de todo excepto democracia. Las elecciones suelen ser una mera medida de popularidad donde los candidatos evitan profundizar en los problemas reales de la sociedad y se resignan a venderse como cualquier otro producto comercial. Esto produce gobiernos y grupos de poder con incidencia real que solo se preocupan por atender los problemas superficiales que la gente cree tener y pocas veces prosperan programas de largo plazo encaminados a resolver problemáticas esenciales de la sociedad en su conjunto solo abordables desde un estado rector.
Durante las próximas elecciones s...