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Es hora de movernos




El principal enemigo a vencer es la apatía en un momento en que es fundamental multiplicar la participación de la sociedad en su conjunto, no para aspirar al poder y entrar en los concursos oficiales de popularidad si no para garantizarle futuro a nuestras sociedades.

La mayoría de los sistemas electorales en sociedades como la nuestra: abatidas por rezago educativo y escaso nivel de debate público, producen de todo excepto democracia. Las elecciones suelen ser una mera medida de popularidad donde los candidatos evitan profundizar en los problemas reales de la sociedad y se resignan a venderse como cualquier otro producto comercial. Esto produce gobiernos y grupos de poder con incidencia real que solo se preocupan por atender los problemas superficiales que la gente cree tener y pocas veces prosperan programas de largo plazo encaminados a resolver problemáticas esenciales de la sociedad en su conjunto solo abordables desde un estado rector.

Durante las próximas elecciones seguramente escucharemos los mismos discursos materialistas de siempre encaminados únicamente a atraer el voto del ciudadano con promesas de elevar su capacidad de consumo y el supuesto bienestar que esto produce. Con matices en los cómos, derechas, izquierdas y otros corporativos hablarán hasta el cansancio de seguridad, pobreza, vivienda, salud, educación y empleo. Hablarán menos de derechos humanos y libertades civiles para evitarse desgastes innecesarios, pero sobre todo evitarán profundizar en temas esenciales y para los que las posibles soluciones no pueden ser más que actos impopulares de gobierno. Así, difícilmente podrá surgir del proceso electorero algún compromiso que nos lleve como sociedad a encontrar formulas para garantizar que en 20 años tendremos agua que beber, aire que respirar y alimento en nuestras mesas. La clase política, a pesar de posibles buenas intenciones, está relativamente neutralizada en esos temas.

Ningún candidato a alcalde saldrá a decir que racionalizará o encarecerá el costo del agua, nadie hablará de los necesarios impuestos al uso del automóvil en las ciudades, de reducción de calles y espacios de estacionamiento, menos aún del postulado hipotético de liberar a las ciudades definitivamente de el tráfico automotor, que aunque en efecto suena utópico, algunos teóricos lo anuncian irremediable y los que no, al menos deseable tomando en cuenta los daños colaterales que produce. Lo máximo que podremos esperar serán promesas de vías ciclistas y mejoras de transporte público que si son objetos consumibles por el público votante.

Estos temas, tan fundamentales en nuestro futuro, solo pueden ser colocados en agenda vía el trabajo constante de organizaciones de la sociedad civil que logren trascender más allá de su propia imagen o aceptación social. La ciudadanía organizada tiene la ventaja de no necesitar popularidad alguna para prevalecer. La difusión de las problemáticas, el posicionamiento de temas, la gestión de políticas públicas y su respectivo etiquetado de recursos, dependerán de la capacidad de la ciudadanía para persistir en la labor que en el caso de Guadalajara algunas organizaciones han venido realizando, así como para crear nuevas fuentes de movilización social que den continuidad a las agendas correspondientes y fortalezcan sin celo la aparición de nuevos liderazgos y fuentes, tanto de conocimiento como de difusión.

Es hora de movernos como sociedad civil para consolidar un ideario más amplio e incluyente. El principal enemigo a vencer es la apatía en un momento en que es fundamental multiplicar la participación de la sociedad en su conjunto, no para aspirar al poder y entrar en los concursos oficiales de popularidad si no para garantizarle futuro a nuestras sociedades.

Debemos saber que mientras el sistema político no cambie, en realidad no será muy diferente que uno u otro candidato gane tal o cual elección, la batalla por el poder será una batalla de grupitos fácticos defendiendo sus privilegios en la que no se antoja ni votar. Pero la construcción de una sociedad democrática no necesariamente pasa por las elecciones. Vamos, que gobiernen ellos: La ventaja es que podremos concentrarnos en lo importante.



Original en Milenio Jalisco.

Comentarios

  1. Cambiar el comportamiento de las personas a partir de la parte cognitiva, afectiva y conductual. Es tambien lo que se necesita.

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