
Ya deberíamos habernos dado cuenta de que la consolidación de una red de vías ciclistas en Guadalajara, no beneficiaría solo a unos cuantos ciclistas, sino a la ciudad en su conjunto. Pero, abordar el problema implica, no solo la construcción de más infraestructura, sino además, una apropiada sensibilización del tema entre la ciudadanía que otorgue validez social a proyectos efectuados con participación ciudadana.
Pero ¿cómo separar el proceso técnico de las opiniones vertidas por ciudadanos comunes y beneficiarios?
El año pasado, durante el proceso de planeación de la ciclovía de Av. Washington, el Ayuntamiento de Guadalajara fue definiendo el proyecto en conjunto con las organizaciones que integran el Consejo de Movilidad no Motorizada. Fue el consejo el que definió que esa ruta era la apropiada por hacerse, sin embargo se especificó como ideal el esquema de ciclovía unidireccional, que implicaba tener carriles de circulación ciclista a ambos lados de la avenida.
La ciclovía contigua a la acera norte implicaba entrar en un enorme proceso de socialización y “negociación” con los vecinos, mayoritariamente comercios y bodegas que tienen, contrario a lo que indica el reglamento, todo el frente de sus terrenos destinado al acceso de automóviles. El ayuntamiento se rehusó a abrir esa polémica, argumentando la posibilidad de que generaría un rechazo a la ciclovía propuesta, pero de fondo, cuidando la imagen del entonces alcalde y futuro candidato a gobernador.
El debate llegó al álgido punto de decir: o se hace bidireccional del lado sur (donde no hay vecinos con quienes negociar, ni destinos a donde ir) o simplemente no se hace nada. Las organizaciones del consejo, no tuvieron más remedio que aceptar con la esperanza de que alguna administración posterior desarrolle el otro lado. La solución técnica acabo siendo el resultado de un asunto meramente político.
La semana pasada, el gobierno de Tlajomulco presentó el resultado del ejercicio de presupuesto participativo, en el que a los contribuyentes al pagar el impuesto predial, se les pregunta entre 34 obras por realizar cuáles son las que consideran más apropiadas para realizarse este año. De entre las cinco obras ganadoras destaca la ciclo-pista de la ampliación de 8 de Julio.
Seguramente el proceso de diseño también necesitará ser alimentado con la opinión de los vecinos, pero los técnicos tendrán mayor libertad para definir lo que sea más apropiado ya que cuentan de antemano con la legitimidad que otorga el proceso participativo. El gobierno de Tlajomulco está obligado, por mandato ciudadano, de hacer esa vía ciclista y de hacerla bien. Qué diferencia ¿no?
Originalmente publicado en Milenio Jalisco
Pero ¿cómo separar el proceso técnico de las opiniones vertidas por ciudadanos comunes y beneficiarios?
El año pasado, durante el proceso de planeación de la ciclovía de Av. Washington, el Ayuntamiento de Guadalajara fue definiendo el proyecto en conjunto con las organizaciones que integran el Consejo de Movilidad no Motorizada. Fue el consejo el que definió que esa ruta era la apropiada por hacerse, sin embargo se especificó como ideal el esquema de ciclovía unidireccional, que implicaba tener carriles de circulación ciclista a ambos lados de la avenida.
La ciclovía contigua a la acera norte implicaba entrar en un enorme proceso de socialización y “negociación” con los vecinos, mayoritariamente comercios y bodegas que tienen, contrario a lo que indica el reglamento, todo el frente de sus terrenos destinado al acceso de automóviles. El ayuntamiento se rehusó a abrir esa polémica, argumentando la posibilidad de que generaría un rechazo a la ciclovía propuesta, pero de fondo, cuidando la imagen del entonces alcalde y futuro candidato a gobernador.
El debate llegó al álgido punto de decir: o se hace bidireccional del lado sur (donde no hay vecinos con quienes negociar, ni destinos a donde ir) o simplemente no se hace nada. Las organizaciones del consejo, no tuvieron más remedio que aceptar con la esperanza de que alguna administración posterior desarrolle el otro lado. La solución técnica acabo siendo el resultado de un asunto meramente político.
La semana pasada, el gobierno de Tlajomulco presentó el resultado del ejercicio de presupuesto participativo, en el que a los contribuyentes al pagar el impuesto predial, se les pregunta entre 34 obras por realizar cuáles son las que consideran más apropiadas para realizarse este año. De entre las cinco obras ganadoras destaca la ciclo-pista de la ampliación de 8 de Julio.
Seguramente el proceso de diseño también necesitará ser alimentado con la opinión de los vecinos, pero los técnicos tendrán mayor libertad para definir lo que sea más apropiado ya que cuentan de antemano con la legitimidad que otorga el proceso participativo. El gobierno de Tlajomulco está obligado, por mandato ciudadano, de hacer esa vía ciclista y de hacerla bien. Qué diferencia ¿no?
Originalmente publicado en Milenio Jalisco
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