Desde el 2007, organizaciones no gubernamentales jaliscienses e
internacionales comenzaron la promoción para la transformación del
sistema de transporte colectivo en Guadalajara.
Se plantearon ocho ejes de movilidad con el sistema de transporte
masivo conocido como BRT y se inició una gestión compleja que implicaba;
la modificación de rutas tradicionales, con la afección obvia a los
transportistas concesionarios; la elaboración de proyectos específicos,
en la que se involucraron múltiples consultorías privadas
internacionales y locales así como ONG’s especializadas; y la gestión de
recursos, no solo ante la federación, sino ante instancias financieras
mundiales.
Para el 2009, el corredor por la Calzada Independencia sería
inaugurado cuando los tres órdenes de gobierno, federal, estatal y
municipal provenían de un mismo partido político y se arrancaron
proyectos y gestiones para las líneas 2 y 3.
Durante las elecciones del 2009 el candidato del PRI a la alcaldía
tapatía, Aristóteles Sandoval supo capitalizar la inconformidad de
transportistas cuyas rutas habían sido modificadas y la de algunos
usuarios afectados que ahora tendrían que pagar trasbordo tras las
modificaciones. El tema se politizó innecesariamente y Aristóteles
terminó ganando las elecciones de entonces.
Siendo presidente municipal rechazó la realización de la línea 2
cancelando la posibilidad de hacer uso del crédito ya gestionado para
las líneas 2 y 3 y deteniendo el avance de un sistema de movilidad
masiva que habría sido financieramente sustentable y escalable en la
medida que fuera aumentando el flujo de usuarios.
La negativa de Aristóteles le costó a Guadalajara un retraso de al
menos 3 años para la construcción de una red de transporte y fue una
decisión insólita determinada únicamente por el interés político y en
sentido opuesto al interés de la ciudad. Ninguna ciudad en el mundo,
hasta entonces, había rechazado recursos de esa naturaleza para un
proyecto de BRT terminado, gestionado y listo para realizarse.
Los meses posteriores tampoco fueron de acuerdos. Mientras los
ayuntamientos de Zapopan, Tlaquepaque y Tlajomulco gestionaban recursos
para proyectos de tren ligero, BRT y hasta un tranvía, el alcalde
tapatío se mantuvo al margen y no logró acuerdo alguno que pusiera a
caminar algo, lo que sea, en territorio tapatío.
Lo increíble es que el mismo personaje, hoy candidato al gobierno del
estado, propone retomar los proyectos de BRT que el mismo canceló.
Imagine usted la cara de los gestores de recursos en el Banco Mundial
diciendo algo así como: dicen los tapatíos, que siempre sí.
Las propuestas en materia de transporte masivo de los candidatos a
gobernador no difieren tanto entre sí: una línea de tren ligero, ya
avanzada en su gestión y que seguramente sucederá gane quien gane, y 2
tristes líneas de BRT para los próximos 6 años. Muy poco, cuando a
estas alturas deberíamos estar hablando de las líneas 5, 6, 7 y 8 de
Macrobús y los candidatos podrían estar comprometiéndose a dejar una
metrópoli completamente integrada.
Originalmente publicada en Milenio Jalisco
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