¿Por qué alguien querría retirar, arbitrariamente, dos autos escultóricos con gran valor simbólico para la ciudadanía, de la vía pública?
Si fuera por criterios estéticos, tendrían que haber empezado por la gran cantidad de chatarra escultórica que los panamericanos dejaron por toda la ciudad. O al menos sería parte de algún programa contra la contaminación visual y estarían retirando espectaculares en todas partes y mejorando la imagen urbana. Pero no, eso no es.
Las autoridades que retiraron los hitos ciudadanos lo hicieron aparentemente si ningún sentido, así nomás, de la noche a la mañana. Sin embargo, es obvio que están consientes de la afrenta que representa a las organizaciones pro movilidad sustentable que los colocaron. Organizaciones que, dicho sea de paso, son altamente mediáticas y capaces de reaccionar rápidamente y obtener decenas de páginas en periódicos, tiempo en radio y cubrir las redes sociales con el tema.
Quizá entonces la pregunta debiera ser otra: ¿Cómo hacemos para sacar de las páginas de los diarios, del tiempo aire y de las redes sociales, temas tan incómodos como podrían ser, las tarjetas prepagadas en supermercados, los monederos electrónicos, las marchas anti-Peña, las declaraciones de los #YoSoy132 y otras, vinculadas a cuestionar la legalidad de las pasadas elecciones?
La respuesta sería más sencilla: Provoca a los grupos sociales con mayor capacidad de respuesta mediática. Inventa temas, genera conflictos. Pon, por ejemplo, a los transportistas a pedir un aumento irracional de 9 pesos a la tarifa del transporte público. Eso serviría de comidilla a los medios por un buen rato. Eso saturaría las redes sociales en los próximos días. Todos morderían el anzuelo y los rumores de compra de votos y demás irregularidades en la elección acabarían siendo una anécdota graciosa del pasado.
El auto maceta instalado en avenida Inglaterra tenía una ceiba plantada firmemente en el suelo y su tronco crecía a través de dos agujeros en el chasis del automóvil. La ceiba no fue tocada. Para retirarlo tuvieron que haber partido en dos el auto y contar con la herramienta apropiada para ello. El “auto menos” atravesado por una bicicleta e instalado un año después en avenida Federalismo pudo haber sido levantado con más facilidad. Los dos estaban en el espacio público, uno en un terreno de concesión federal, el otro en el camellón de una avenida, ambos dentro del municipio de Guadalajara.
La Secretaría de Vialidad y el municipio tapatío serían las únicas autoridades que podrían asumirse con el derecho a retirar los íconos. Mientras que en Vialidad aseguran que no fueron ellos, en el municipio nadie dice nada.
Pero yo no me preocuparía, imagino perfecto a las autoridades municipales convocando a una gran rueda de prensa para explicar las razones por las que quitaron los símbolos ciudadanos, justo en el momento en que este por arrancar la próxima marcha anti-Peña. Digo, hipotéticamente pues.
Publicado originalmente en Milenio.
Las autoridades que retiraron los hitos ciudadanos lo hicieron aparentemente si ningún sentido, así nomás, de la noche a la mañana. Sin embargo, es obvio que están consientes de la afrenta que representa a las organizaciones pro movilidad sustentable que los colocaron. Organizaciones que, dicho sea de paso, son altamente mediáticas y capaces de reaccionar rápidamente y obtener decenas de páginas en periódicos, tiempo en radio y cubrir las redes sociales con el tema.
Quizá entonces la pregunta debiera ser otra: ¿Cómo hacemos para sacar de las páginas de los diarios, del tiempo aire y de las redes sociales, temas tan incómodos como podrían ser, las tarjetas prepagadas en supermercados, los monederos electrónicos, las marchas anti-Peña, las declaraciones de los #YoSoy132 y otras, vinculadas a cuestionar la legalidad de las pasadas elecciones?
La respuesta sería más sencilla: Provoca a los grupos sociales con mayor capacidad de respuesta mediática. Inventa temas, genera conflictos. Pon, por ejemplo, a los transportistas a pedir un aumento irracional de 9 pesos a la tarifa del transporte público. Eso serviría de comidilla a los medios por un buen rato. Eso saturaría las redes sociales en los próximos días. Todos morderían el anzuelo y los rumores de compra de votos y demás irregularidades en la elección acabarían siendo una anécdota graciosa del pasado.
El auto maceta instalado en avenida Inglaterra tenía una ceiba plantada firmemente en el suelo y su tronco crecía a través de dos agujeros en el chasis del automóvil. La ceiba no fue tocada. Para retirarlo tuvieron que haber partido en dos el auto y contar con la herramienta apropiada para ello. El “auto menos” atravesado por una bicicleta e instalado un año después en avenida Federalismo pudo haber sido levantado con más facilidad. Los dos estaban en el espacio público, uno en un terreno de concesión federal, el otro en el camellón de una avenida, ambos dentro del municipio de Guadalajara.
La Secretaría de Vialidad y el municipio tapatío serían las únicas autoridades que podrían asumirse con el derecho a retirar los íconos. Mientras que en Vialidad aseguran que no fueron ellos, en el municipio nadie dice nada.
Pero yo no me preocuparía, imagino perfecto a las autoridades municipales convocando a una gran rueda de prensa para explicar las razones por las que quitaron los símbolos ciudadanos, justo en el momento en que este por arrancar la próxima marcha anti-Peña. Digo, hipotéticamente pues.
Publicado originalmente en Milenio.
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