La creación de un nuevo modelo de transporte público, como se propone la recién creada comisión mixta, pasa por muchísimas aristas y toca diversos intereses y matices de tipo legal, social, económico y ambiental. Es de esperarse, al menos complicado, la generación de acuerdos en esa comisión para establecer los criterios que deberán ser prioritarios para el establecimiento del nuevo modelo. Solo la sustentabilidad del sistema arrastrará debates que deberán considerar desde el aumento del parque vehicular, provocado en parte por un sistema deficiente; la participación y responsabilidad del estado en la prestación del servicio; los derechos del usuario; las condiciones laborales de los choferes; la rentabilidad del esquema, tan importante para el empresario transportista; y aspectos como la competitividad urbana o la accesibilidad que ofrece. En todos los escenarios, la modificación del esquema alterará el orden de quienes hoy poseen concesiones y operan...