Las ciudades tienen la capacidad de proporcionar algo para todos, sólo porque, y sólo cuando, son creadas por todos: Jane Jacobs.
Durante los meses pasados las organizaciones que conforman la
Plataforma Metropolitana para la Sustentabilidad hicieron entrega, a
todos los niveles de gobierno, de la Agenda Ciudadana para la Movilidad
Sustentable. Un documento, producto del estudio y experiencia acumulada
de las organizaciones, que propone; desde reformas legales, mejoras al
transporte público, consolidación de zonas 30 y redes ciclistas; hasta
mecanismos para desincentivar el uso del auto. El documento está en
manos del gobernador, de todos los alcaldes metropolitanos y de todos
los diputados estatales y regidores de 8 municipios.
En paralelo, algunas organizaciones consolidan trabajo barrial
orientado a fortalecer el tejido social y la recuperación del espacio
público. Mejor Santa Tere, Haciendo Oblatos o Barrios Amables en
Zapopan, fomentan una estructura de cohesión vecinal que podría
simplificar los procesos de intervenciones urbanas orientadas a la
mejora de condiciones ambientales al interior de los barrios, incluida
desde luego la problemática de movilidad y la concientización de vecinos
y comerciantes sobre la importancia de contar con mejores banquetas o
tráfico reducido y el enorme potencial económico que podría significar.
Las universidades juegan un doble rol: si bien son parte del problema
al ser atractores de gran cantidad de viajes, también son educadoras de
los que serán los tomadores de decisiones del futuro. Las
organizaciones estudiantiles: Movilidad ITESO, Bicitec, Al CUCSH en
bici, CicloCUAAD y muchas más, además de estructurarse en una Red
Universitaria para la Movilidad han venido ganando pequeñas batallas,
tanto en el involucramiento de las autoridades de sus respectivos
campus, como en ganar espacios para bicicletas, sistemas para compartir
automóviles o apoyo en la gestión de vías ciclistas. A largo plazo, su
mayor logro será el aumento de la concientización del problema por parte
de las comunidades universitarias.
En el tema de promoción del uso de la bicicleta quizá es donde la
ciudad tenga el mayor de los avances. Al menos 32 organizaciones
promueven paseos ciclistas y el uso de la bici. Si bien unas más
conscientes del postulado político que significa la defensa del derecho a
circular en la vía pública y otras más orientadas a lo recreativo o a
la difusión cultural, todas cómplices de la obvia y benigna
multiplicación de viajes ciclistas en la ciudad. Hoy, ningún gobierno
razonable se atrevería a estructurar un reglamento vial sin contar con
el visto bueno de las organizaciones ciclistas.
Los gobiernos también parecen dispuestos a hacer su parte. En cada
municipio se planea algo orientado a mejorar las condiciones de
movilidad y ya se esboza una posible coordinación en materia de redes
ciclistas en conjunto con el gobierno estatal.
En materia de transporte colectivo, la Secretaría de Movilidad
realiza foros para definir un nuevo modelo que, ojalá, logre unir todas
las partes hasta ahora dispersas y mejore significativamente las
condiciones de las alternativas al automóvil. Ayuda el hecho de que
cualquier equivocación podría ser capitalizada por una oposición
política perfectamente aceitada.
Falta mucho, pero sentir grandes esperanzas en que las condiciones
están dadas para, entre todos, lograr una gran transformación de la
ciudad dejó de ser ingenuo. Disculpe el optimismo.
Originalmente publicada en Milenio.
Originalmente publicada en Milenio.
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