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La ciudad sin ti



No existen varitas que puedan transformar mágicamente nuestra ciudad en una ordenada, limpia, segura y sustentable. 

Un proceso de cambio de paradigma necesariamente enfrenta todo el impulso que, por tradición, autoridad, o simple lógica desfasada, ha venido consolidando la ciudad que padecemos. Ese impulso incluye nuestros patrones de consumo, nuestras aspiraciones, la manera en que interactuamos unos con otros; la manera en la que, ya sea por permisividad o por decisión, hemos construido nuestros gobiernos.

Hablando de movilidad, todo parece indicar que las condiciones están dadas para impulsar transformaciones importantes que deriven en una mejor ciudad para el futuro. Y no es que me sienta optimista: si uno suma las intenciones de ampliar la cobertura del tren ligero, de las líneas de autobuses de tránsito rápido y trolebuses, con la re-estructuración de rutas; más los anuncios de edificación de estaciones de intercambio multimodal en Guadalajara, la consolidación de zonas de accesibilidad preferencial, los 200 kilómetros de vías ciclistas prometidos y la implementación de la primera etapa del sistema de bicicletas públicas; uno tendría que deducir que pronto las condiciones para provocar un cambio de hábitos significativo, al menos en materia de movilidad, estarán dadas.

Seguramente, algunas de estas intenciones se quedarán en el tintero o enfrentarán procesos de politización típicos de nuestra incipiente democracia, pero supongamos que no, supongamos que por una vez en la vida, asesores técnicos resentidos y grupos políticos con interés electoral obren a favor del interés común y blinden los proyectos para consolidar una mejor ciudad: ¿qué faltaría después? Faltarás tú. Sí, tú.

Al final, la ciudad difícilmente se re-definirá a si misma por la infraestructura que decidamos construirle, por los presupuestos asignados o por la mejor intencionada voluntad política. La ciudad sólo se cambiará a sí misma cuando cada uno de nosotros decidamos, con nuestros actos diarios, transformarla. La pregunta deberá ser ¿estamos dispuestos?

El esfuerzo de años de diferentes organizaciones por consolidar una movilidad sustentable para Guadalajara sería en vano si no logramos transformar los hábitos de la gente común. Hoy, ya existen las condiciones para transformar razonablemente una significativa porción de los desplazamientos que hacemos en la ciudad. Gran parte de los trayectos barriales –a la tienda o al banco– pueden realizarse perfectamente a pie y ser mucho más placenteros que el lío de dar vueltas y buscar un cajón de estacionamiento para el auto. Infinita cantidad de viajes cortos –de menos de 6 kilómetros– pueden, ya, sustituirse por viajes en bici. Vale la pena conocer las rutas de transporte cercanas y útiles para utilizarlas en casos específicos. Cualquier tapatío puede, de manera individual, tanto buscar fórmulas para reducir su uso del automóvil, como tratar de convencer y concientizar a su vecino sobre sus desplazamientos y, poco a poco, ir formando parte de la transformación de la movilidad en la ciudad.

Muchos soñamos que una mejor ciudad es posible, pero no hay manera de mejorarla sin ti. No hay excusa que valga: esencialmente, la ciudad, amable lector, eres tú.



Originalmente publicada en Diario Milenio.

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