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Mostrando las entradas de marzo, 2013

Doscientos kilómetros de ciclovías que podrían no servir de nada

El gobernador del estado se ha comprometido, en su discurso de toma de protesta, a entregar al menos 200 kilómetros de ciclovías en el área metropolitana durante su administración. Si bien 200 km no es tanto para una red de vías ciclistas interconectadas en Guadalajara, tampoco se puede decir que es poco. Para poder medir si el esfuerzo de una administración en el tema es en realidad suficiente, o no, tendríamos que remitirnos a la pregunta original: ¿para qué diablos hacer ciclovías?  Si bien la seguridad del ciclista es un argumento fundamental que no debe ser desestimado, la realidad es que andar en bicicleta en la ciudad no es tan inseguro, considerando que se estima que se realizan 212,000 viajes diarios en bicicleta y se han contabilizado solo 116 decesos en los últimos 4 años y medio. Un accidente fatal cada poco más de 3 millones de viajes. Además, la seguridad del ciclista pasa más por la consolidación de una buena cultura vial dirigida a todos los us

Convencer con razones

El discurso de toma de protesta del gobernador fue, al menos en materia de movilidad, un océano de buenas intenciones: Tren ligero, autobuses de tránsito rápido, vías ciclistas, zonas 30 con accesibilidad preferencial, mejores banquetas.  Todas, buenas noticias. Quedó claro que el equipo a cargo del nuevo gobierno sabe qué. Ahora habrá que preguntarnos si sabe cómo. Por cómo, no me refiero a los aspectos técnicos de corte ingenieril o de diseño, a sabiendas que la experiencia local cubre con creces las necesidades de conocimiento en esas áreas. Me refiero a la gestión social. Todos y cada uno de los proyectos de movilidad mencionados por el gobernador implican una inevitable polémica por alguna u otra causa y requieren de un acompañamiento de comunicación, sensibilización y delicada labor de gestión social y negociación política que en algunos casos, suena imposible. Las líneas de tren, por ejemplo, no aparecerán con una varita mágica. El gobierno tendrá

Del dicho al hecho

Si en algo fallaron los gobiernos panistas a lo largo de estos 18 años fue en movilidad. La era panista significó para la ciudad de Guadalajara una constante y desproporcionada expansión de la infraestructura vehicular: túneles, puentes y avenidas desparramaron indiscriminadamente la ciudad y disgregaron comunidades, pero sobre todo ocasionaron el mayor incremento histórico del parque vehicular que hoy provoca problemas de congestión aparentemente imposibles de resolver. Durante tres sexenios, la línea 1 de Macrobús es la única inversión de transporte masivo que realizó el estado y se permitió irresponsablemente el deterioro del transporte colectivo convencional.  En cambio, se edificaron casi todos los túneles en López Mateos, los pasos a desnivel en Periférico, el puente del Álamo, el inútil y costoso puente atirantado y decenas de obras más orientadas a la movilidad en auto, hoy invariablemente saturadas y colocando a la ciudad al borde de la catástrofe