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Mostrando las entradas de septiembre, 2013

La ciudad sin ti

No existen varitas que puedan transformar mágicamente nuestra ciudad en una ordenada, limpia, segura y sustentable.  Un proceso de cambio de paradigma necesariamente enfrenta todo el impulso que, por tradición, autoridad, o simple lógica desfasada, ha venido consolidando la ciudad que padecemos. Ese impulso incluye nuestros patrones de consumo, nuestras aspiraciones, la manera en que interactuamos unos con otros; la manera en la que, ya sea por permisividad o por decisión, hemos construido nuestros gobiernos. Hablando de movilidad, todo parece indicar que las condiciones están dadas para impulsar transformaciones importantes que deriven en una mejor ciudad para el futuro. Y no es que me sienta optimista: si uno suma las intenciones de ampliar la cobertura del tren ligero, de las líneas de autobuses de tránsito rápido y trolebuses, con la re-estructuración de rutas; más los anuncios de edificación de estaciones de intercambio multimodal en Guadalajara, la cons

Una defensa de la ley

Si bien existen muchas cuestiones que la Ley de Movilidad y Transporte, aprobada por todas las bancadas políticas en el Congreso, dejó fuera y podrían ser criticables a bote pronto; también hay que reconocer que, en el entramado de negociaciones políticas que implica la aprobación de una ley de estas características, la ley logró establecer algunas cosas significativas que, bien aprovechadas, podrían ser herramientas reales de transformación positiva de la manera en que nos desplazamos en la ciudad. Una de las más rescatables es la que enfatiza el artículo 6to: Se establece la preferencia al peatón y al ciclista sobre usuarios de vehículos motorizados; entiéndase motocicletas y automóviles. La ley obliga a promover el uso racional del automóvil y a ordenarlo. Esto, bien reglamentado y normado, podría derivar en un cambio significativo, para bien, tanto en el desarrollo de infraestructura vial como en los hábitos de movilidad de las personas. El artículo 8vo.