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Mostrando las entradas de agosto, 2014

Una primera dosis de esperanza

Cualquiera que sigue con atención los medios locales y entiende medianamente del acontecer social y político de Guadalajara sabe que desde el 2007 una serie de organizaciones de la sociedad civil han surgido en torno a temas de carácter urbano, más específicamente, en materias vinculadas a la movilidad sustentable y aún más a la promoción del uso de la bicicleta como medio de transporte.  Me ha tocado la suerte, y en muchos casos el honor, de conocer a decenas de personas dispuestas a casi cualquier cosa por mejorar las condiciones de movilidad y los entornos urbanos de nuestra ciudad. Activistas, ciclistas, técnicos, consultores, académicos, comunicadores y hasta funcionarios públicos me han dejado intuir un buen futuro para una ciudad que no podría ser querida de mejor manera. Sin interés político real o económico, en la mayoría de los casos, he sido testigo de cómo las organizaciones han, no solo desarrollado los procesos de organización detrás de un simple paseo ciclist

Hombres y mujeres para los demás

Detrás de los eslóganes publicitarios que las escuelas privadas utilizan como lema, suele encontrarse el objetivo mercadológico de convencer a padres de familia de que la educación que sus hijos recibirán será, de alguna manera, mejor en contenidos o con alguna orientación ética especifica que cualquier escuela estatal será incapaz de dar y por lo tanto el pago de colegiaturas está justificado.  Sin embargo, en la vida real, estas empresas vendedoras de educación o colegios, se han convertido en una industria que, como cualquier otra industria, provoca emisiones contaminantes y problemas urbanos, hasta ahora no supervisados. Problemas que al hacerse evidentes pueden ser justo el opuesto al supuesto planteamiento ético educativo que, algunas, suelen presumir.  Para nadie es secreto que en cuanto comienzan los ciclos escolares la congestión vehicular se incrementa significativamente. Esto no solo significa un problema de pérdida de tiempo en los traslados de todos, también

Moverse por la ciudad en bici, libera

No me refiero al libertinaje idiota, superfluo y egoísta que el sistema de consumo y las doctrinas new age promueven; ese que acaba generando desapego, desarraigo y la consecuente banalización de todo y que al final del día solo sirve para elegir entre un refresco de cola u otro. La bici libera en primer lugar de la presión económica que significa moverse en otros medios de transporte; el usuario de automóvil está condenado a realizar pagos tributarios al sistema que controla combustibles, refacciones, mantenimiento, seguros y financiamientos; el usuario del transporte público, en otra escala, está condenado al cumplimiento del pago tarifario correspondiente. El usuario de la bicicleta está prácticamente libre de tributos económicos de los que dependa su desplazamiento. Quien se desplaza en bicicleta con frecuencia por la ciudad, desarrolla una cierta sensibilidad a los problemas urbanos y del espacio público que otros usuarios de la calle, simplemente ignoran. Para el condu

Un futuro denso o ninguno

Por cliché y pose social populista la palabra “sustentable” se metió en todos los discursos políticos y conversaciones de, desde jóvenes revolucionarios, hasta señoras de sociedad. Por moda, una parte importante de nuestra sociedad cree expiar culpas, al tradicional modo católico de la penitencia facilita: reciclo desechables, planto un arbolito, recojo la basura, desconecto mis aparatos eléctricos.  Pero el futuro necesita mucho más.  La vida humana, como la conocemos, requiere contar con al menos cuatro recursos que le son indispensables: agua, aire, alimento y energía. Y los cuatro parecen encaminados a agotarse de continuar el derroche actual. Lo que las ciudades decidan hacer en su planeación interna será fundamental para detener ese derroche, ya que concentran, y lo harán aún más en el futuro próximo, a la inmensa mayoría de la población mundial.  El problema más grande es cómo harán esas ciudades para decidir, una por una, transformarse a sí mismas con cambios

El nuevo estacionamiento Corona

Cuando se construyó la torre Eiffel, a la sociedad parisina le parecía grotesca la idea de dejar un montón de fierros expuestos al centro de su ciudad. El monstruoso esperpento que en Guadalajara tenemos por catedral, con todo y sus torres desproporcionadas y la banquetita ridícula que le quedó de atrio tras la supuesta necesidad de dar espacio al automóvil, parece encantarle a la mayoría de los tapatíos que orgullosos la eligen como primer punto a presumir a cualquier visitante. Ambos edificios de muy cuestionable belleza o lógica, nos guste o no, han sido adoptados por sus respectivas ciudadanías como íconos representativos de su ciudad.  Por eso, me preocupa poco el juicio de la comunidad de arquitectos y otros, sobre la estética formal del proyecto del mercado Corona; si parece otra cosa, si es clasista, si es feo. Los criterios relativos al gusto siempre serán secundarios, relativos y ajenos al proceso de adopción e integración social de un edificio.  Tema aparte, e

La línea tres con la cabeza fría

Imagen: Metro en Medellín, Colombia. Hoy se cuenta con el recurso suficiente para edificar una línea de tren ligero en el multi-polémico corredor diagonal. Esta gestión de recursos no ha sido sencilla para una ciudad como Guadalajara sumergida desde hace años en debates histéricos encaminados a resolver su problemática de movilidad. El tren, a pesar de ser la alternativa de mayor costo, representa el único medio escalable que podrá crecer en la medida en que se aumente la demanda de viajes, cosa que ni el tranvía, ni el BRT podían ofrecer. A pesar de los debates de antaño, pareciera que existe un consenso general en que el sistema elegido es el apropiado. La disyuntiva hoy son los tramos elevados. Analicemos. El tren al nivel de la calle tendría la ventaja de ser el de menor costo y el que más facilitaría la accesibilidad a los andenes, sin embargo, construye una barrera urbana lineal y complicaría la conectividad de un lado al otro de la calle; tal como sucede en lo