Ir al contenido principal

The Tudors, la historia real.

La serie The Tudors, se transmite en México por People and Arts los domingos a las 11 en estreno y los miercoles a las 9 en repetición. Para entenderla habría que conocer un poco la historia verdadera. Hasta abajo el video del trailer de la que será la segunda temporada.

Enrique VIII (1491 – 1547) fue Rey de Inglaterra y Señor de Irlanda desde el 22 de abril de 1509 hasta su muerte. Fue el segundo monarca de la dinastía Tudor, sucediendo a su padre, Enrique VII. Famoso por haberse casado seis veces y por ejercer el poder más absoluto entre todos los monarcas ingleses. Entre los hechos más notables de su reinado se incluye su ruptura con la Iglesia Católica Romana, y su establecimiento como cabeza de la Iglesia de Inglaterra (o Iglesia Anglicana), la disolución de los monasterios, y la unión de Inglaterra con Gales.
Fue un ávido apostador y jugador de dados. En su juventud practicó deportes como justas, caza y royal tennis, antepasado del actual tenis. Fue también un músico completo, escritor y poeta. También se involucró en la reconstrucción y mejoramiento de varios edificios importantes, como el Palacio Nonsuch, la capilla del King´s College en Cambridge, y la Abadía de Westminster en Londres. En muchos casos se trataba de edificios confiscados, por ejemplo al Cardenal Wolsey, entre ellos Christ Church en Oxford, el palacio de Hampton Court, el palacio de Whitehall y el Trinity College en Cambridge.
Nacido en Greenwich, en el palacio de Placentia, Enrique VIII fue el tercer hijo de Enrique VII de Inglaterra e Isabel de York. Sólo tres de sus seis hermanos sobrevivieron a la infancia: Arturo, príncipe de Gales, Margarita Tudor y María Tudor, reina consorte de Francia. Su padre, miembro de la Casa de Lancaster, adquirió el trono por derecho de conquista, ya que su ejército derrotó al último Plantagenet, el Rey Ricardo III, y posteriormente completó sus derechos desposando a Isabel, hija del Rey Eduardo IV de Inglaterra. En 1493, el joven Enrique fue designado condestable del Castillo de Dover y Lord Warden "de las cinco puertas". En 1494 fue nombrado Duque de York, y posteriormente comisario principal de Inglaterra y Lord teniente de Irlanda, mientras aún era un niño. En 1501 asistió a la boda de su hermano mayor Arturo con Catalina de Aragón, pareja que por entonces tenía quince y dieciséis años respectivamente. Los dos fueron enviados un tiempo a Gales, como se acostumbraba con el heredero del trono y su esposa, pero Arturo contrajo una infección y murió. En consecuencia, a los once años de edad, Enrique, Duque de York se encontró con derecho al trono. Poco después fue nombrado príncipe de Gales.
Enrique VII estaba ansioso por mantener la alianza marital entre Inglaterra y España. Así que para lograr el matrimonio entre su hijo, como nuevo Príncipe de Gales y Catalina, viuda de su primogénito, debía primero obtener una dispensa papal. Catalina manifestaba que su primer matrimonio no había sido consumado; de ser así no se requería dispensa alguna, sino una simple disolución de un matrimonio meramente formal. Sin embargo, tanto las cortes españolas como inglesas insistieron en la necesidad de una dispensa papal para remover todas las dudas concernientes a la legitimidad del casamiento. Debido a la impaciencia de la madre de Catalina (Isabel de Castilla = Isabel la Católica), el Papa otorgó apresuradamente la dispensa mediante una Bula. De esta manera, catorce meses después de la muerte de su primer marido, Catalina se encontró comprometida con el hermano de aquel, el Príncipe de Gales. Para 1505, sin embargo, Enrique VII había perdido su interés en mantener la alianza con España, y el joven Príncipe de Gales fue obligado a declarar que el compromiso había sido arreglado sin su consentimiento.
Enrique VIII ascendió al trono en 1509, luego de la muerte de su padre. El padre de Catalina, Fernando II de Aragón, pensó en controlar Inglaterra a través de su hija, y en consecuencia insistió en el casamiento de ésta con el nuevo rey. Enrique VIII desposó a Catalina de Aragón nueve semanas antes de su coronación en Greenwich, el 11 de junio de 1509, dejando de lado los consejos del Papa Julio II, y de William Warham, arzobispo de Canterbury, en cuanto a la validez de tal unión. Fueron coronados juntos en la Abadía de Westminster el 24 de junio de 1508. El primer embarazo de la reina Catalina terminó en un aborto en 1510. Luego dio a luz a su hijo, Enrique, el 11 de enero de 1511, pero el bebé sólo vivió hasta el 22 de febrero de ese mismo año.
Con su coronación, Enrique VIII debió enfrentarse a las problemáticas consecuencias de los impuestos nobiliarios establecidos por Richard Empson y Edmund Dudley, miembros del gabinete de su padre. Hizo detener a ambos en la Torre de Londres, y posteriormente los mandó a decapitar. Esta fue una de las muchas maneras en que se diferenció de los principios de Enrique VII. Otra diferencia se hizo notoria por la inclinación bélica de Enrique VIII, mientras que su predecesor había favorecido políticas pacíficas.
Durante los dos años posteriores a la ascensión de Enrique VIII, el obispo de Winchester, Richard Fox, junto a William Warham controlaron los asuntos de Estado. De 1511 en adelante, sin embargo, el poder real fue ostentado por Thomas Wolsey. En 1511 Enrique se unió a la Liga católica, formada por dirigentes europeos opuestos al rey Luis XII de Francia. La liga incluía figuras como el Papa Julio II, el Emperador del sacro imperio romano Maximiliano I, y el rey Fernando II de España, con quien Enrique firmó así mismo el tratado de Westminster. Enrique se unió en persona al ejército, y cruzó el Canal de la Manchahacia Francia, donde tomó parte en escaramuzas y batallas. En 1514 Fernando II abandonó la alianza, y las otras partes hicieron la paz con Francia. La consecuente irritación con España inició la discusión sobre un divorcio con la reina Catalina. Sin embargo, con la ascensión en 1515 del rey Francisco Ial trono de Francia, Inglaterra y Francia aumentaron su antagonismo, y Enrique se reconcilió con el rey de España. En 1516 la reina Catalina dio a luz a una niña, María, renovando las esperanzas de Enrique de poder lograr un heredero varón, a pesar de los previos embarazos fallidos de su esposa. Fernando II murió en 1516, para ser sucedido por su nieto, (y sobrino de la reina Catalina), Carlos I. Para octubre de 1518, Wolsey había diseñado el Tratado de Londres con el papado, con la idea de conseguir un triunfo para la diplomacia inglesa, ubicando al reino en el centro de una nueva alianza europea con el ostensible objeto de repeler las invasiones moriscas a España, tal como había solicitado el Papa. En 1519 también murió Maximiliano, y Wolsey, que a la sazón era Cardenal de la iglesia católica, propuso secretamente a Enrique como candidato para el puesto a pesar de que públicamente parecía apoyar al rey francés, Francisco. Finalmente, Carlos de España fue el elegido por los príncipes electores. La rivalidad subsecuente entre Francia y España, permitió a Enrique actuar como mediador. Así empezó a lograr el manejo del balance de poder europeo. Tanto Francisco como Carlos V intentaron gozar del favor de Enrique VIII, Francisco en forma espectacular y deslumbrante, con el encuentro en el Campo del Paño de oro , y Carlos con toda solemnidad en los encuentros de Kent. Después de 1521, sin embargo, la influencia inglesa sobre Europa comenzó a menguar. Enrique entró en una alianza con Carlos V a través del tratado de Brujas, y Francisco I de Francia fue derrotado por el ejército imperial de Carlos en la Batalla de Pavía, en febrero de 1525. La confianza del emperador en Enrique disminuyó al mismo ritmo que el poder inglés sobre el continente. Enrique se mostró reacio en ayudarlo a conquistar la Flor de Lis, a pesar de las garantías de Carlos. Esto terminó con el Tratado de Westminster, en 1527. El interés de Enrique en los asuntos europeos se extendió hasta el ataque contra la revolución alemana de Lutero. En 1521 le dedicó su "Defensa de los siete sacramentos", que le valió el título de "Defensor de la Fe". En base a esto, se lo reconoció con el título de inclitissimus. Este honor lo mantuvo aún después de romper con Roma, y es todavía usado por la monarquía británica.
La coronación de Enrique VIII fue la primera pacífica que había tenido Inglaterra en muchos años; sin embargo, la legitimidad de la dinastía Tudor todavía tenía que ser puesta a prueba. El pueblo inglés parecía disconforme con las reglas de sucesión femenina, y Enrique sintió que sólo un heredero varón podría asegurar el trono. Aunque la reina Catalina quedó embarazada al menos siete veces (por última vez en 1518), sólo uno de los vástagos, la princesa Mary, sobrevivió a la infancia. Enrique había frecuentado concubinas, incluyendo a María Bolena y a Isabel Blount, con quien había tenido un hijo ilegítimo, Henry Fitzroy, primer duque de Richmond y Somerset. En 1526, cuando estuvo claro que la reina Catalina no podría tener más niños, Enrique comenzó a perseguir a la hermana de María Bolena, Ana. Aunque no cabe duda de la motivación principal de Enrique para divorciarse de Catalina, su deseo de tener un heredero varón, se encaprichó con Ana, a pesar de su inexperiencia infantil y su poco atractivo. El largo intento del Rey para terminar su matrimonio con la reina Catalina, fue apodada "La cuestión real". El cardenal Wolsey y William Warham comenzaron secretamente a investigar la validez del casamiento. Obviamente, la reina Catalina había testificado que su matrimonio con Arturo, Príncipe de Gales, no había sido consumado, y en consecuencia no había impedimento para el subsecuente casamiento con Enrique. La investigación no pudo ir más allá, y fue desestimada.
Sin informar al cardenal Wolsey, Enrique apeló directamente a la Santa Sede. Envió a su secretario William Knight a Roma para argüir que la Bula de Julio II había sido obtenida mediante engaños, y era en consecuencia nula. Además, pedía al papa Clemente VII que le otorgase una dispensa para permitirle desposar a cualquier mujer, incluso en el primer grado de afinidad. Esta dispensa era necesaria, ya que Enrique había previamente tenido relaciones con la hermana de Ana Bolena, Mary. Knight se encontró con que el Papa Clemente VII era prácticamente prisionero del Emperador Carlos V. Tuvo dificultades hasta para entrevistarse con el Papa, y cuando finalmente lo logró, no consiguió los resultados que buscaba. Clemente VII no estaba de acuerdo en anular el matrimonio, pero otorgó la dispensa, presumiendo que la misma no tendría mucho efecto mientras Enrique tuviera que permanecer casado con Catalina.
Informado de lo obtenido por el representante del Rey, el Cardenal Wolsey envió a Stephen Gardiner y a Edward Fox a Roma. Quizá temiendo al sobrino de Catalina, (el Emperador Carlos V), el Papa Clemente inicialmente evitó atender sus reclamos. Fox fue enviado de regreso con una comisión autorizando el inicio de un proceso, pero las restricciones impuestas la tornaban prácticamente insignificante. Gardiner procuró formar una comisión ejecutiva que decidiera con antelación los puntos legales a discutir. Clemente VII fue persuadido de aceptar tal propuesta, y permitió al cardenal Wolsey y al cardenal Lorenzo Campeggio a llevar el caso juntos. La comisión actuó en secreto; sus conclusiones no debían ser mostradas a nadie, y debían permanecer siempre en poder de Campeggio. La comisión estableció que la Bula Papal autorizando el casamiento de Enrique con Catalina sería declarada nula si los alegatos en que se basó se demostraban falsos. Por ejemplo, la Bula sería nula si resultaba falso que el matrimonio había sido absolutamente necesario para mantener la alianza anglo-hispana.
El cardenal Campeggio llegó a Inglaterra en 1528. Los procedimientos, sin embargo, se paralizaron cuando los españoles emitieron un segundo documento que presumía el otorgamiento de la necesaria dispensa. Se aseguraba que, unos pocos meses antes de otorgarle la dispensa en una Bula pública, el Papa Julio II había otorgado lo mismo en una nota privada enviada a España. La comisión, sin embargo, sólo hizo mención a la Bula: no autorizó a los cardenales Wolsey y Campeggio a determinar la validez de la nota, y durante ocho meses, las partes litigaron sobre su autenticidad. Durante la primavera de 1529, el equipo legal de Enrique VIII completó el "libelo", sumario de los argumentos reales incluyendo Levítico 2021, que fue presentado ante los delegados papales, y donde se observa por ejemplo lo siguiente:
18 de junio de 1529: La Reina fue convocada al gran hall del Convento de los monjes negros en Londres. El rey, sobre una plataforma elevada, se sentó en el extremo. A alguna distancia, Catalina tomó su lugar. Los cardenales, sentados a menor nivel que el rey, flanqueaban la presencia real, y cerca tomaron asiento el Arzobispo de Canterbury y los restantes obispos. El Doctor Richard Sampson, luego obispo de Chichester, y el Doctor John Bell, luego obispo de Worcester, lideraban a quienes litigaban por el Rey. Representando a la Reina estaban John Fisher, obispo de Rochester, y Doctor Standish, un monje gris y obispo de St.Asaph. Siguiendo una serie de deliberaciones, la causa fue elevada en apelación a Roma, principalmente luego que el sobrino de Catalina, Carlos V, presionara al Papa para llamar al cardenal Campeggio de regreso, y Catalina fue puesta al cuidado de Sir Edmund Bedingfield en el castillo de Kimbolton.
Enojado con el cardenal Wolsey por la demora, Enrique lo despojó de su poder y riqueza. Lo acusó de "præmunire", pero Wolsey murió al poco tiempo. Con el Cardenal Wolsey cayeron otros poderosos miembros de la Iglesia en Inglaterra; en las oficinas del Lord Canciller y del Tenedor de sellos fueron nombrados laicos en cargos antes reservados únicamente a clérigos.
El poder entonces pasó a Sir Thomas More como nuevo Lord Canciller, a Thomas Cranmer como nuevo arzobispo de Canterbury y a Thomas Cromwell como primer conde de Essex y Secretario de Estado de Inglaterra. El 25 de enero de 1533, Cranmer participó de la boda entre Enrique y Ana Bolena. En mayo, anuncia la anulación del matrimonio con Catalina, y poco después declara válido al matrimonio con Ana. La Princesa Mary fue rebajada a hija ilegítima, y reemplazada como presunta heredera por la nueva hija de Ana, la Princesa Isabel. Catalina perdió el título de "Reina", y se convirtió en la Princesa viuda de Gales; María dejó de ser "Princesa de Gales", para pasar a ser una simple "Lady". Catalina de Aragón, Reina de Inglaterra, murió de cáncer en 1536. Sir Thomas More aceptó que el Parlamento hiciera reina a Ana, pues del Parlamento emanaban las leyes y no se pronunció sobre que Enrique VIII fuese cabeza de la Iglesia de Inglaterra, llegando a dimitir como Lord Canciller para no tener que pronunciarse. Sabía que la vida le iba en ello. Durante un tiempo Enrique VIII le dejo tranquilo pero su silencio era tan atronador para toda Inglaterra que al final le quiso hacer hablar. Muchas veces fue interrogado. Fue encerrado en la Torre de Londres y llevado a juicio que incluyo falsos testimonios. La función de acusación fue ejercida por Thomas Cromwell. Hallado culpable de alta traición debido al falso testimonio fue condenado a muerte. Una vez dictada la sentencia y al solicitársele por los jueces unas últimas palabras por fin habló, diciendo que el juicio había sido una patraña y negando que Enrique VIII pudiera ser cabeza de la Iglesia. Fue ajusticiado en 1535. Como mártir la Iglesia católica lo elevó a los altares.
El Papa respondió a estos acontecimientos excomulgando a Enrique VIII en Julio de 1533. Siguió una considerable agitación religiosa. Urgido por Thomas Cromwell, el parlamento aprobó varias actas que sellaron la brecha con Roma en la primavera de 1534. El Estatuto de restricción de apelaciones prohibió las apelaciones de las cortes eclesiásticas al Papa. También previno que la Iglesia decretara cualquier tipo de regulación sin previo consentimiento del Rey. El Acta de designaciones eclesiásticas de 1534, decretó que los clérigos elegidos para obispos debían ser nominados por el soberano. El Acta de Supremacía del mismo año, declaró que "el Rey es la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra". El Acta de traiciones, también de 1534, convirtió en alta traición, castigada con la muerte, desconocer la autoridad del Rey, entre otros casos. Al Papa se le negaron todas las fuentes de ingresos monetarios como el Denario de San Pedro.
Rechazando las decisiones del Papa, el parlamento validó el matrimonio entre Enrique y Ana Bolena con el Acta de Sucesión de 1534. La hija de Catalina, Lady Mary, fue declarada ilegítima, y los descendientes de Ana pasaron a estar en la línea de sucesión real. Todos los adultos fueron obligados a reconocer las previsiones de esta Acta; quienes la rechazaban eran condenados a prisión de por vida. La publicación de cualquier escrito alegando que el matrimonio de Enrique con Ana era inválido, resultaba en un cargo de alta traición, que podía ser castigado con pena de muerte.
La oposición a las políticas religiosas de Enrique fue rápidamente suprimida. Varios monjes disidentes fueron torturados y ejecutados. Cromwell, por quien fue creado el puesto de "Vicegerente espiritual" fue autorizado a visitar monasterios, supuestamente para asegurarse que seguían las instrucciones reales, pero en la práctica para hacerse de sus riquezas. En 1536, un Acta del Parlamento permitió a Enrique confiscar las posesiones de los monasterios deficitarios (aquellos con ingresos anuales de 200 libras o menos).
En 1536, la reina Ana comenzó a perder el favor de Enrique. Después del nacimiento de la princesa Isabel, Ana tuvo dos embarazos que terminaron en aborto o muerte del niño. Mientras tanto, Enrique empezaba a prestar atención a otra doncella de su corte, Jane Seymour. Quizá animado por Thomas Cromwell, Enrique hizo arrestar a Ana, bajo cargos de usar brujería para convertirlo en su esposo, de tener relaciones adúlteras con cinco hombres, de incesto con su hermano Jorge Bolena, Vizconde de Rochford, de injuriar al Rey y conspirar para asesinarlo, con el agravante de traición. Los cargos eran enteramente fabricados. La Corte que trató el caso fue presidida por el propio tío de Ana, Thomas Howard, tercer Duque de Norfolk. En mayo de 1536, se condenó a Ana y a su hermano a muerte por la hoguera o por decapitación, lo que el rey eligiera. Los otros cuatro hombres sobre los que se alegó tener relaciones con Ana, fueron condenados a ser colgados, ahogados y descuartizados. Lord Rochford fue decapitado al término del juicio en forma inmediata; a los otros cuatro implicados les fue conmutada su sentencia por decapitación. Ana también fue decapitada al poco tiempo.
Pocos días después de la ejecución de Ana, en 1536, Enrique VIII se desposó con Jane Seymour. El Acta de Sucesión de 1536 declaró a los hijos de la reina Jane dentro de la línea de sucesoria, excluyendo a Lady María y a Lady Isabel. El rey fue habilitado para determinar por sí en lo sucesivo la línea sucesoria. Jane dio a luz a un hijo, el príncipe Eduardo en 1537, para luego morir dos semanas después. Luego de la muerte de Jane, la corte entera guardó luto con Enrique por algún tiempo. El Rey la consideró siempre su "verdadera" esposa, al ser la única que le dio el heredero varón que tan desesperadamente soñaba.
Para la época de su casamiento con Jane Seymour, Enrique concedió su aprobación a la Constitución de Gales (1535–1542), que la anexó legalmente con Inglaterra, haciendo de ambas un sólo país. El Acta decretó el uso exclusivo del inglés para los procedimientos oficiales en Gales, contrariando a los numerosos hablantes del idioma galés.
Enrique continuó la persecución de sus oponentes religiosos. En 1536 se desató en el norte de Inglaterra una revuelta conocida como la "Peregrinación de Gracia". Para aplastar a los católicos romanos rebeldes, Enrique concedió poderes al Parlamento, y decretó un perdón general a todos los involucrados. No cumplió ninguna de sus promesas, y una segunda revuelta se inició en 1537. Los líderes de la rebelión fueron acusados de traición y ejecutados. En 1538 Enrique ordenó la destrucción de los santuarios de todos los santos de la Iglesia Católica romana, y para 1538, todos los monasterios existentes habían sido disueltos, y sus propiedades transferidas a la corona. Como recompensa por su eficiencia, Thomas Cromwell fue nombrado Conde de Essex. Abades y priores perdieron sus escaños en la cámara de los lores, y sólo los arzobispos y obispos formaron la representación eclesiástica del cuerpo. Los "lores espirituales", como se conocía a los miembros del clero con lugares en la cámara de los lores, fueron por primera vez superados en número por los lores temporales.
El único hijo sobreviviente de Enrique, el príncipe Eduardo, Duque de Cornwall, no era un niño saludable. Por tal motivo, Enrique decidió casarse una vez más para asegurarse un heredero varón. Thomas Cromwell sugirió a Ana de Cleves, hermana del protestante Duque de Cleves, que sería un importante aliado en el caso de que Roma atacara a Inglaterra. Hans Holbein el Joven fue enviado a Cleves para pintar un retrato de Ana para el Rey. Después de observar el favorecedor retrato, y urgido por las cumplidas descripciones de Ana dadas por sus cortesanos, Enrique decidió desposarse con ella. Al arribo de Ana a Inglaterra, se dice que Enrique la encontró nada atractiva, llamándola en privado "La yegua de Flandes". Había sido retratada sin ningún signo de su cara picada de viruela. No obstante ello, Enrique la desposó el 6 de enero de 1540.
Poco después, sin embargo, Enrique deseó terminar el matrimonio, no sólo por sus sentimientos personales, sino por consideraciones políticas. El Duque de Cleves se hallaba envuelto en una disputa con el Emperador del sacro imperio romano, con quien Enrique no quería tener disputas. La reina Ana fue lo suficientemente inteligente para no impedir la búsqueda por parte de Enrique de una anulación. Testificó que el casamiento nunca había sido consumado, diciendo que Enrique había ingresado cada noche en su habitación para meramente besar a su nueva esposa en la frente antes de dormir. El casamiento fue consecuentemente anulado con la base de que Ana había realizado previamente contratos nupciales con otros nobles europeos. Ana recibió el título de "Hermana del rey", y recibió el castillo de Haver, la ex residencia de la familia de Ana Bolena. Cromwell, mientras tanto, en razón de haber impulsado el fallido matrimonio, perdió el favor real, cayó en desgracia y fue decapitado. El oficio de Vicegerente espiritual, creado para él, no fue cubierto, y permanece vacante hasta hoy.
El 28 de julio de 1540, el mismo día en que Cromwell fue ejecutado, Enrique se casó con la joven Catalina Howard, prima de Ana Bolena. Poco después del casamiento, sin embargo, la reina Catalina tuvo un romance con el cortesano Thomas Culpeper. También había empleado a Francis Derham como secretario, con quien había estado informalmente relacionada antes del casamiento real. Thomas Cranmer, enemigo de la poderosa (y católica) familia Howard, obtuvo evidencias de las actividades de la reina, e informó a Enrique de ello. Aunque en principio el rey no creyó tales denuncias, autorizó a Cranmer a efectuar una investigación, que resultó en la confirmación de las acusaciones. Al ser interrogada, Catalina podría haber admitido un compromiso previo con Derham, lo que por sí podía convertir en inválido al subsecuente matrimonio con Enrique, pero en lugar de esto sostuvo que Derham la había obligado a establecer una relación adúltera. Derham, a su vez, expuso la relación entre la Reina y Thomas Culpeper.
En diciembre de 1541, Culpeper y Derham fueron ejecutados. Catalina no fue condenada en juicio, sino por un decreto de deshonra aprobado por el Parlamento. El decreto detallaba la evidencia contra la reina, con una cláusula especial que permitía la aprobación real a través de comisionados, para evitar que el Rey volviera a escuchar el relato de los crímenes. Este método de aprobación real nunca había sido utilizado, pero en reinados posteriores, se usó para reemplazar la presencia real en el parlamento.
El casamiento de Catalina fue anulado poco antes de su ejecución. Igual que en el caso de Ana Bolena, Catalina no podría ser culpada técnicamente de adulterio, ya que el matrimonio resultó oficialmente nulo desde el origen. Nuevamente esta cuestión fue ignorada, y Catalina fue ejecutada el 13 de febrero de 1542, cuando tenía sólo 18 años.
Enrique se casó en 1543 con su última esposa, la rica viuda Catalina Parr. La nueva reina discutió con Enrique sobre religión, ya que era protestante mientras que el rey permanecía como católico. Esta conducta podría haberle resultado peligrosa, si no hubiera sido por sus muestras de sumisión. Ayudó a reconciliar a Enrique con sus dos primeras hijas, Lady Mary y Lady Isabel. En 1544, un decreto parlamentario puso a ambas en la línea de sucesión detrás del príncipe Eduardo, Duque de Cornualles, a pesar de que todavía eran consideradas ilegítimas. El mismo decreto permitía a Enrique determinar la siguiente sucesión al trono a su arbitrio.
En sus últimos años, Enrique engordó notablemente, con una medida de cintura de 137 centímetros, y posiblemente enfermo de gota. La conocida hipótesis sobre que sufría de sífilis fue difundida por primera vez unos cien años después de su muerte. Argumentos más recientes sobre esta posibilidad provienen de un mayor conocimiento de la enfermedad, que permiten suponer que Eduardo VI, María I de Inglaterra, e Isabel I mostraron todos síntomas característicos de sífilis congénita. La obesidad de Enrique data de un accidente de justa en 1536, donde sufrió una herida en el muslo que no sólo le impidió realizar actividad física, sino que gradualmente derivó en una úlcera que indirectamente pudo haberlo llevado a la muerte. Enrique VIII falleció el 28 de enero de 1547 en el palacio de Whitehall. Murió el día en que su padre hubiera cumplido 90 años. Fue sepultado en la Capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, al lado de su esposa, Jane Seymour. Casi cien años después Carlos I de Inglaterra sería sepultado en el mismo lugar. En el transcurso de la década posterior a su muerte, sus tres hijos se sentaron sucesivamente en el trono de Inglaterra.
Bajo el Acta de Sucesión de 1544, la corona fue heredada por el único hijo varón, Eduardo, que se convirtió en Eduardo VI, como primer monarca protestante de Inglaterra. Con sólo nueve años de edad, no podía ejercer por sí el poder, que recayó en un consejo de regencia formado por dieciséis miembros elegidos según el testamento de Enrique VIII. El consejo eligió a Eduardo Seymour, Duque de Somerset y hermano mayor de Jane, como lord protector del reino. En la eventualidad de que Eduardo no tuviera hijos, sería sucedido por la hija de Catalina de Aragón y Enrique VIII, María. Si ésta a su vez no tenía descendencia, la corona real la heredaría la hija de Ana Bolena, Isabel. Finalmente, si Isabel moría sin descendencia, sería sucedida por los descendientes de María Tudor, la fallecida hermana de Enrique VIII.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Fernando Malkúm: el creador del fraude de las 7 profecías mayas.

Según su currículum Fernando Malkúm nació en Barranquilla, Colombia, hijo de padres libaneses, estudió Arquitectura en la Universidad de los Andes, en Bogotá, además de ser discípulo de la Universidad del Amor de Gerardo Schmedling. Pero según se lee, su fuerte es la producción de documentales para la divulgación pseudo-científica y conferencias magistrales con este mismo y loable propósito. En una crisis existencial vinó a México, a Chichen Itzá, a cubrir el evento de una convención de chamanes y de ahi sacó la información para sus profecías, pero me estoy adelantando, mejor sigamos con la historia. Entre 1979 y 1987, produjo varios programas de televisión para el Instituto de Cultura y Turismo de Bogotá y algunas estaciones de televisión, y dirigió varios comerciales para agencias de publicidad. Entre 1988 y 1993, produjo algunos documentales de 25 y 50 minutos de duración. Pero en 1999 aparece el documental que lo lanza a la fama: Los dueños del tiempo. Las Siete Profecías Mayas . N

El día que derribemos los puentes

Transitar hacia una ciudad con movilidad sustentable implica un proceso de reflexión que re-analice casi todos los conceptos que damos por sentados. Que procuremos entender de donde provienen y como es que llegamos a creer eso. La aparición del automóvil en las ciudades no solo transformó físicamente todo el espacio público sino que además cambió lo que creemos que es justo y lo que no. El auto impuso sus normas y hoy pareciera que al crear normas para promover otros transportes tendríamos que tomar las suyas como si estas fueran universales. Y no lo son. Al usuario de una bicicleta, por ejemplo, no se le tiene porqué imponer ninguna obligación que responda a cuidarse de la peligrosidad que en la calle provocan los carros. Hay una tendencia retrógrada a creer que el ciclista debe hacer cosas como: circular con chaleco reflejante para que lo vean los autos; detenerse en semáforos en rojo diseñados para la capacidad de arranque de un automóvil; disfrazarse de robo-cop para e