Hagamos un ejercicio de mera imaginación.
Imagina tu barrio; o colonia, que es lo mismo sólo revolcado por el
marketing de especuladores inmobiliarios del siglo pasado; albergando
usos de suelo mixtos, que permitan desarrollos habitacionales de mayor
densidad, usos comerciales y de servicios, e incluso, algunos usos
industriales de bajo impacto.
Imagina que tu barrio te ofreciera; a una proximidad extrema y
caminable; la escuela, el trabajo, la recreación y algún punto de venta
de todos los artículos o servicios de primera necesidad. Imagina
banquetas amplias, arboladas y caminables, con una serie de negocios al
pie que empujan una economía vibrante y sólida sostenida únicamente por
el consumo de los mismos vecinos y que ofrece productos hechos en el
mismo barrio.
Imagina calles casi despobladas de automóviles y ruido, pero llenas
de gente caminando a realizar sus actividades diarias. Imagina el
espacio público habitado constantemente y la seguridad multiplicada solo
por el hecho de la presencia vecinal.
Imagina una administración barrial del agua de lluvia. Imagina
cooperativas vecinales, desvinculadas de intereses políticos,
promoviendo sistemas locales de captación de agua pluvial,
almacenamiento y aprovechamiento comunitario, disminuyendo
considerablemente la dependencia en sistemas que a su vez dependen de la
infinita construcción de presas y redes de distribución.
Imagina mercados, organizados en sociedad con productores locales
instalados apenas en las afueras de la ciudad, trayendo los productos
del campo directamente a la venta en menudeo de las misceláneas del
barrio. Imagina cada terraza, patio o azotea produciendo vegetales para
el consumo local, imagina huertos urbanos comunitarios administrados por
los vecinos.
Imagina un barrio con alumbrado público alimentado solo por energía
solar. Imagina una gestión comunitaria de la electricidad que, en la
medida que la tecnología lo vaya permitiendo, este orientada a lograr la
autonomía energética en el menor tiempo posible.
Imagina el espacio público apropiado por los vecinos; el parque, la
plaza, la banqueta amplia, la biblioteca comunitaria, el café callejero,
el foro; la comunidad re-instalada, creando sus propios rasgos
culturales e identidad.
Imagina un barrio vinculándose con el resto de la ciudad en situación
de igualdad producto de una digna autonomía y sin dependencias
fortuitas. Imagina tu barrio con vecinos organizados, tomando todas las
decisiones esenciales que afectan al desarrollo de la comunidad.
Imagina que todos los barrios fueran así. Seríamos una ciudad
sustentable, si, pero sería lo de menos. Lo llamativo es que seríamos
una sociedad democrática, gobernándose a sí misma.
Que el 2013 sea efectivamente mejor.
Originalmente publicada en Milenio.
Comentarios
Publicar un comentario