Pocas cosas tan simples como caminar. Casi todo el mundo puede
hacerlo y por toda la historia el desplazamiento de humanos se ha hecho
esencialmente caminando.
Hoy en día, que la modernidad, las
tecnologías y el uso abusivo de nuestros recursos energéticos, han
transformado a las ciudades en lugares donde lo que menos hacen los
humanos es desplazarse caminando; caminar se convierte en un acto
transformador que implica el re-conocimiento de nuestro espacio y de
nuestras capacidades físicas y sensibles.
Algunos lugares urbanos
sufren la ausencia de humanos a pie, que fueron sustituidos por
automóviles y otros medios motorizados de desplazamiento.
Los
barrios han ido perdiendo poco a poco las condiciones para caminar y al
mismo tiempo sus espacios públicos han perdido su capacidad para generar
encuentros y vida urbana y social, colaborando significativamente a la
desintegración de la comunidad y la consecuente pérdida de seguridad en
nuestras calles.
Nos conocemos cada vez menos y cada vez es menos
atractivo desplazarse a pie, máximo cuando además se ha generado un
estigma social sobre el peatón rebajándolo al estatus de pobre.
La
infraestructura peatonal suele deteriorarse ya que nadie la reclama y
las autoridades van incrementado la permisividad con la que toleran que
automóviles y otros vehículos invadan las escasas zonas peatonales de la
ciudad.
En honor a la activista canadiense Jane Jacobs –defensora
incansable de la vida urbana de escala barrial- en todo el mundo se
realizan caminatas por vecindarios de decenas de ciudades buscando la
participación de vecinos con el fin de concientizar de este problema y
hacer una gran reflexión sobre el valor social del espacio público y los
beneficios del simple acto de caminar.
Nuestra ciudad no es la
excepción. Desde hace varios años, en esta época del año, se realizan
caminatas de reconocimiento en lugares como Santa Tere, la colonia
americana o Atemajac. La semana pasada se realizaron dos caminatas con
este fin, una en Jardines Vallarta en Zapopan y otra en la zona
Chapultepec en Guadalajara, en ambas se trataron temas de interés para
los vecinos y se analizó la problemática urbana con temas que van desde
la banqueta hasta el arbolado o los asaltos.
De aparente poco
impacto, el mero hecho de caminar, convivir con los vecinos y
reflexionar acerca de lo que pasa en los vecindarios podría ser la base
para pensar la ciudad y la manera en que la vivimos de una manera
diferente. Casi todos podemos caminar y una ciudad caminable otorga
condiciones de equidad favorables para el desarrollo, e infinidad de
beneficios sociales.
El próximo sábado 17 de mayo tocará el turno a
Providencia. Partiendo a las 5 de la tarde de la esquina en Ostia y
Ontario del parque Rubén Darío, un grupo de vecinos, activistas,
cronistas y gente interesada en la ciudad, realizarán el recorrido de
reconocimiento. Siéntase invitado a participar.
Ojalá cada
vecindario tuviera su grupo de vecinos caminantes y cada vez más gente
este consciente del potencial transformador del simple acto de caminar.
Originalmente publicada en Milenio diario.
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