Transitar hacia una movilidad sustentable en Guadalajara no es un capricho de algunos grupos ciudadanos intransigentes.
El
efecto de ir incrementando paulatinamente la cantidad de autos en la
ciudad ha venido deteriorando la calidad ambiental y por lo tanto de la
calidad de vida en la ciudad. En los últimos 20 años mientras la
población metropolitana se ha incrementado cerca de un 30 por ciento el
parque vehicular se ha incrementado en un 400 por ciento con todos los
problemas que esto conlleva.
Aunque este incremento de vehículos
motorizados afecta cada rincón de la ciudad, el problema se agudiza en
las zonas con mayor atracción de viajes, específicamente en los centros
históricos de los municipios donde la capacidad vial de las calles
simplemente no se puede incrementar. El punto más álgido es el centro de
Guadalajara que padece los mayores problemas de congestión vial, los
más altos índices de ruido y en general la menor calidad ambiental
producto de una sobrepoblación de automóviles.
En diferentes
partes del mundo que han enfrentado el mismo problema se ha sustituido
el concepto de viajes en automóvil por viajes de personas en diferentes
medios, es decir, reinterpretando la movilidad y dejando de lado la idea
de resolver la vialidad para automóviles para enfrentar el problema en
su conjunto invirtiendo en incrementar las capacidades de transportes
alternativos al auto, como la bicicleta o el transporte público, y
limitando las capacidades viales y la disponibilidad de cajones de
estacionamiento o encareciendo significativamente el acceso de autos a
zonas históricas.
Paulatinamente, este cambio de visión se ha
venido arraigando en la sociedad tapatía y al menos 2 de los centros
históricos ya cuentan con proyectos para consolidar zonas de
accesibilidad preferencial que permitan la circulación segura de
bicicletas y peatones y que favorezcan el acceso a los centros en medios
no necesariamente motorizados. Además los primeros cuadros de la ciudad
contarán en los próximos meses con sistemas de bici pública que
permitirán hacer más eficientes los desplazamientos y provocarán una
mayor intermodalidad en los viajes a los centros de Guadalajara y
Zapopan.
Sin embargo no todo son buenas noticias. La tragedia del
mercado Corona y su posible reconstrucción hoy contempla la posibilidad,
antagónica a todos los demás planes para nuestro centro, de crear tres
niveles de estacionamiento para automóviles.
Está comprobado que
incrementar la disponibilidad de cajones incrementa los viajes en
automóvil, es decir, ese estacionamiento se sumará a la ya de por sí
sobre ofertada disponibilidad de espacios para carros y seguirá
incrementando la presión a las vialidades circundantes que hoy
deberíamos reducir.
En especial al centro de Guadalajara, le urge
un plan de gestión integral del estacionamiento, que incremente su costo
y ajuste la disponibilidad de espacios, integrado a los planes de
movilidad para la zona.
Hacer más cajones en un mercado que nunca
tuvo y nunca necesitó, es una absurda idea de los años setenta que de
prosperar solo contribuirá a consolidar el caos que nuestro centro es.
Un estacionamiento más es exactamente la idea opuesta a todo lo demás.
Originalmente publicada en Milenio Diario.
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